Los legisladores de E.. se enfrascaron este viernes en una nueva e intensa ronda de negociación de un rescate financiero, con un moderado optimismo de los demócratas y del presidente George W. Bush, pero con la dura oposición de los republicanos más conservadores.
Los congresistas y senadores trabajan contrarreloj para ganar un acuerdo sobre el paquete de medidas que puso sobre la mesa el Gobierno por importe de 700.000 millones de dólares, y que permitirá a la banca de Wall Street librarse de su deuda "tóxica".
Pero las posturas siguen todavía enfrentadas, como quedó en evidencia en la caótica jornada del viernes, cuando un grupo de republicanos de la Cámara Baja se desvinculó abruptamente del principio de acuerdo que había alcanzado antes un grupo de líderes de ambos partidos.
La oposición de este grupo llevó al fracaso la reunión sin precedentes que convocó Bush en la Casa Blanca con los dos candidatos a sucederle, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, y con líderes de los dos partidos.
Dos posturas
La tensión del encuentro del jueves provocó algunos momentos curiosos, como cuando el secretario del Tesoro, Henry Paulson, hincó una rodilla en tierra ante la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para implorar que no se oponga al programa de rescate.
Según narra The New York Times, Pelosi le dijo que no eran los demócratas los que estaban poniendo impedimentos al acuerdo, sino los republicanos. "Lo sé, lo sé", contestó Paulson.
Este viernes las espadas conservadoras siguen en alto, como apuntó el líder republicano en la Cámara Baja, John A. Boehner, quien dijo que su misión es "proteger a los contribuyentes" y que, por tanto, se niega a apoyar el desembolso de 700.000 millones de dólares del erario público.
En un intento de avanzar, el Congreso decidió concentrar la negociación en cuatro personas, que se encargarán de limar las diferencias, como son los demócratas Chris Dodd y Barney Frank, y los republicanos Judd Gregg y Roy Blunt, este último perteneciente al grupo más contrario al acuerdo.
Los republicanos más conservadores han puesto sobre la mesa un plan alternativo, que consiste en una combinación de recortes de impuestos y un seguro que cubra a la "deuda tóxica" de la banca, y que permita liberar este capital en los mercados.
La oposición de los más conservadores está ralentizando las negociaciones, pese a lo cual los demócratas, y el propio presidente Bush, se mostraron este viernes algo más optimistas y conciliadores.
"Vamos a lograr aprobar el paquete. Estaremos a la altura de las circunstancias. Republicanos y demócratas trabajaremos unidos para aprobar un plan de rescate sustancial", dijo el presidente.
Poco después, el líder de la mayoría en el Senado, el demócrata Harry Reid, apuntó, en esta misma línea: "Vamos a lograrlo y vamos a prolongar las sesiones hasta conseguirlo", dijo, echando por tierra los planes iniciales del Congreso de iniciar hoy un receso hasta las elecciones, el 4 de noviembre.
La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, coincidió con Reid en que lo ideal sería lograr un acuerdo antes de que los mercados de Wall Street abran sus puertas el próximo lunes.
Las críticas
Con sus esfuerzos, los legisladores están tratando de cerrar las heridas que se abrieron el jueves, cuando se hizo evidente la incapacidad de los dos frentes de acercar posturas.
El demócrata Harry Reid echó hoy parte de la culpa por el fracaso del jueves al candidato presidencial republicano, John McCain, a quien acuso de acudir a la mesa de negociación con la intención de convertirlo en una plataforma electoral.
Reid afirmó en una rueda de prensa que la presencia del candidato presidencial en Washington "no ha ayudado, sino que ha hecho daño".
Este viernes McCain decidió reanudar su campaña electoral y partió, como hizo también el demócrata Barak Obama, hacia Misisipi, donde esta noche protagonizarán su primer debate cara a cara.