Tanto que lo esperaron y al fin está aquí. Muchos pensaban que no aparecería ya. Sí, el Sol está en el punto de máxima intensidad de su actual ciclo.
La quietud observada en los últimos años está rota. Hay varios factores que sugieren que estamos en el pico máximo, según Dean Pesnell, miembro del Panel de Predicción del Ciclo Solar de la Nasa, un grupo de físicos que se reúne de cuando en cuando para pronosticar los futuros ciclos.
Las razones para afirmarlo parecen claras: el campo magnético giró "y estamos comenzando a ver grandes agujeros en la corona, y están aumentando las manchas solares".
Para los físicos, menos mal porque andaban aburridos con un Sol con tan poco movimiento, si pudiera decirse así.
Hacia 2008-2009 la calma cayó sobre el Sol, las manchas solares bajaron a niveles históricos y las llamaradas se apagaron para que la estrella cayera en el más profundo y prolongado mínimo en un siglo. Pero terminó.
Los textos tradicionales dicen que el ciclo solar dura 11 años, pero el actual puede tomar de 9 a 14 años para estar completo. El máximo puede ser débil o fuerte o suceder como en el siglo 17, cuando no hubo ciclo en 70 años.
El fin
Otro panelista, Doug Bieseker, del Centro de Predicción del Clima, concuerda: llegó el máximo de este ciclo, el 24. Lo dice el número de manchas. Pero recuerda que el actual ciclo, revisando todos desde 1755, es uno de los más débiles de todos. "No impresiona".
Por eso algunos lo llaman el mini-max (máximo).
Para Pesnell, probablemente el ciclo 24 se desvanecerá hacia 2015 e irónicamente es cuando más llamaradas y tormentas magnéticas podrían presentarse.
Los análisis de Biesecker indican que la mayoría de los grandes eventos solares ocurren típicamente en la fase de declinación, incluso en los más débiles como el actual.
Este, incluso, lanzó una de las tormentas más fuertes de la historia el 23 de julio de 2012, que por fortuna no estuvo dirigida hacia la Tierra, enviando una eyección coronaria a más de 3.000 kilómetros/segundo, cuatro veces más que lo normal, siendo equiparable al evento Carrington de 1859, que quemó oficinas de telégrafo y produjo luces del norte hasta en Hawai. Hubiera dañado redes de conducción eléctrica y satélites.
Esta semana ha sido especial: el 10 y 11 de junio se produjeron tres explosiones potentes, categoría X, la más poderosa en la escala de tres (con varias subdivisiones) y Pesnell sugiere que en esta fase final del ciclo habrá más acción.
Un ciclo débil, pero no para descuidar.
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