Es bueno, para la verdad y el cambio, que se acepte lo que por años negaron categóricamente algunos generales de la República: que varias de sus unidades colaboraron activamente con los grupos paramilitares de las Auc y que esa relación desembocó en gravísimas y aterradoras violaciones de derechos humanos.
Lo recordó el martes la secretaria de Estado de E.U., Condoleezza Rice, en un mensaje de felicitación a Colombia. Ella ha "determinado y certificado" que el Gobierno y las Fuerzas Armadas "están cumpliendo con los criterios establecidos respecto a los derechos humanos y los graves vínculos con paramilitares". Agregó que se "han dado pasos impresionantes en (...) eliminar" tal complicidad.
Esa relación la habían corroborado en sus versiones libres ante la Fiscalía, durante el último año, varios ex jefes de las Auc, entre ellos Salvatore Mancuso, alias El Mono o Santander Lozada, y Ever Veloza, alias HH.
En un expediente de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía y en un fallo del Juzgado Segundo Penal Especializado de Antioquia se consignó, por ejemplo, el apoyo que un helicóptero militar les prestó (con "municiones para fusiles AK 47 y medicinas") a los paramilitares que atacaron el caserío El Aro, en octubre de 1997. Una masacre que sacudió a Antioquia durante el "reinado" de Carlos Castaño y Salvatore Mancuso en las Autodefensas. Al tendero del pueblo, aún vivo, lo molieron a golpes y le sacaron las vísceras y el corazón.
En San José de Apartadó, el 21 y 22 de febrero de 2005, masacraron a tres niños (de 2, 6 y 11 años de edad), una menor (de 17 años), una mujer y tres hombres. Según testimonio de desmovilizados ante la Fiscalía, a las víctimas las descuartizaron los integrantes de un comando compuesto por miembros del Ejército y paramilitares del que se hacía llamar frente Héroes de Tolová. Aunque no hay un fallo definitivo sobre el caso, la detención de militares y las sindicaciones dejaron dudas y desazón.
Por eso, si bien no resultan tan genuinas las felicitaciones de Rice, dado que los métodos germinales de guerra paramilitar los impartió la Escuela de las Américas, con instructores militares de E.U., el mensaje alienta de cara al futuro del conflicto armado interno y su resolución: que se extirpen las prácticas de guerra atroces y que las Fuerzas Armadas rompan cualquier conexión con agentes ilegales y renuncien a acciones que violen los derechos humanos o infrinjan el Derecho Internacional Humanitario. En su mensaje Rice observó que "aún se pueden lograr más progresos". Es lo deseable, por el valor de los militares para la patria.
Hace unos años dialogaba en privado, off the record, con un alto oficial de inteligencia que me resumió el sentido de unas Fuerzas Armadas ejemplares en un conflicto tan degradado como el nuestro: "la moral de combate también está ligada a la limpieza de las acciones de guerra. Una tropa que enaltece la vida y respeta a los civiles tiene asegurada la victoria de la mano del pueblo". No cabe duda.
Pico y Placa Medellín
viernes
no
no