El grito lo dieron al final, cuando se conoció la cifra. El cuadro de Munch sobrepasó el precio que habían pensado para él y terminó en un atrevimiento: 119.9 millones de dólares, que en pesos se traduce en 211.038 millones.
El récord es para la casa Sotheby's y la duda, para los amantes del arte: ¿quién pudo pagar ese precio por El grito de Munch? La única obra que ha permanecido siempre en manos privadas y que es la más deseada, porque en su marco hay un poema del autor.
No se sabe. Pese a que la subasta, que empezó en 40 millones de dólares, tenía en principio a siete pujantes, después de que superó los 80 millones de dólares, solo quedaron dos con intenciones de llevársela: y lo hicieron a través del teléfono, por lo que sus identidades quedaron en el anonimato.
The New York Times especuló con tres nombres: Paul Allen , el cofundador de Microsoft; Leonard Blavatnik , financiero ruso, y la familia real de Qatar. Esta última, dicen algunos, es la más segura compradora. Incluso tienen el récord entre privados: en 2011 pagaron por Los jugadores de cartas, de Cézanne, US$250 millones.
"Pienso que los precios de arte muestran la riqueza de ciertas personas, que pueden comprar, y que le hacen un daño a los museos. Hay obras que deben estar para la exhibición, sobre todo, esas obras históricas. El grito está en el imaginario colectivo, porque es la expresión de la conciencia del dolor", expresa la crítica de arte Ana Cristina Vélez.
La importancia
Edvard Munch pintó esta obra en 1895. Sin embargo, después de 117 años todavía refleja lo moderno. Además, es reconocida no solo por los amantes del arte: Warhol hizo su versión, se ha usado en camisetas, en caricaturas y ha salido en series de televisión como Los Simpsons.
"Es una de las pocas imágenes que trascienden la historia del arte y que tienen un alcance global, quizá solo por detrás de la Mona Lisa. Define la modernidad y es instantáneamente reconocible", contó a Efe el director de la venta, Simon Shaw.
Ese hombre con las manos en la cara marca un momento histórico y social.
"Munch es un pintor que se aparta de cualquier tipo de escuela, inclusive la expresionista, porque su desgarramiento interior, la soledad metafísica es lo que lo caracteriza. Ilustró todo un periodo de crisis espiritual y es uno de los artistas más extraordinarios en el reflejo que hace del interior del ser humano. Es completamente moderno, porque esa crisis se mantiene", explica el crítico de arte y escritor, Darío Ruiz.
Munch, en el poema que está en el cuadro, dice sentir "el gran grito de la naturaleza". Y su obra hizo gritar a muchos. Con su precio, comenta Adolfo Naranjo, "esa obra jamás va a tener un precio menor a esa cifra" y el resto de su trabajo, en una menor proporción, vale más desde antenoche.
El grito subastado es el más colorido de los cuatro que pintó el noruego. Y su precio, ni qué decir. Hizo abrir la boca.
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