x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

El negocio de la gasolina ilegal

La gasolina "pirata" llega de Venezuela. Cientos de personas, incluso niños, la distribuyen en distintas vías. El hecho es tan común que la gente cree que es legal.

  • El negocio de la gasolina ilegal | El negocio ilegal de gasolina es abierto, sin restricciones, en algunas carreteras costeñas. Hay estaciones formales que también la venden. FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
    El negocio de la gasolina ilegal | El negocio ilegal de gasolina es abierto, sin restricciones, en algunas carreteras costeñas. Hay estaciones formales que también la venden. FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ
21 de abril de 2012
bookmark

La aguja del velocímetro no baja de los 120 kilómetros por hora. El taxista que nos hace la ruta entre Bosconia y Astrea, en el Cesar, no encuentra obstáculos en el recorrido por la troncal. Hay un sol tan fuerte que, quien mira la cinta asfáltica adelante y a lo lejos, tiene la ilusión óptica de que allá la vía está mojada y en esa humedad se refleja el mundo. Los pastizales están secos y el ganado busca la protección de los árboles.

De pronto, al llegar a Cuatro Vientos, en El Paso, también de Cesar, el conductor tiene que disminuir la velocidad ante la vista que tiene enfrente: una fila de autos de todos los tamaños. Un trancón descomunal que hace bajar la aguja casi a cero. Está formado por decenas de automotores tratando de entrar o salir de los sitios de tanqueo con gasolina venezolana de contrabando.

En letreros garrapateados a mano, con marcador negro sobre un pedazo de cartón de caja y dispuestos cada 50 o 100 metros, se lee: «3 x 8». Y todo el mundo entiende lo que eso significa: tres galones de gasolina por 8.000 pesos. De modo que no es de extrañar que en esas improvisadas estaciones de combustible dispuestas a lado y lado de la carretera, haya tractomulas, automóviles, motocicletas, volquetas y hasta vehículos oficiales. Pero como ocurre cuando una situación es cotidiana, nadie parece extrañarse. Ninguno de los conductores se impacienta por estar metido en semejante nudo.

Las "estaciones de gasolina" ocupan ranchos de paredes de tabla y techos de cinc, algunas de ellas utilizadas también como vivienda. Se cuentan por decenas, tal vez por cientos. Sus contornos, es decir, los espacio frontales, laterales y traseros, están ocupados por cerros de pimpinas, palabra que, según el diccionario, también es un venezolanismo para referirse a las alcarrazas plásticas.

Algunos niños hacen de pregoneros. No con gritos, sino con su actitud: están parados a un lado de la vía, portando en una de sus manos un embudo de hojalata -una de las herramientas de trabajo- e invitando con sus manos a entrar a una gasolinera en especial.

Adentro de los ranchos se ven vendedores usando mangueras de jardinería. Una de las puntas entra en la pimpina y la otra en el tanque del auto, o se detiene justo encima de un embudo, utensilio que entra en la boca del tanque. Un hombre del expendio bombea con su boca el líquido.

Pero, por supuesto, no todo es gasolina. También hay vendedores de minutos de teléfono celular y de refrescos; hay restaurantes y expendios de comestibles. Pero de esos restaurantes no emerge olor de sazón alguna, no sale ningún aroma de chivo guisado, como promete un tablero de madera escrito con tiza. O si sale, es vencido sin pelear con el potente olor a gasolina.

"Aquí todo el mundo tanquea con esta gasolina de Venezuela. Aquí vengo yo también", confirmó nuestro taxista. Por eso "este sitio siempre está así: congestionado".

Un mundillo agitado se desenvuelve en el imperio del combustible de contrabando. Y no son sólo algunas casas o locales las que tienen gasolinera: excepcionales son las que no la tienen.

Otras zonas
Este mismo ambiente, este mismo aire viciado que entra por la nariz y deja ardiendo la garganta y los ojos, se vive en otras carreteras costeñas. La que va de Santa Marta a Riohacha bordeando hasta cierto punto la Sierra Nevada y, luego, hasta la frontera con Venezuela. Y esa otra que va de Valledupar a Villanueva, La Guajira, pasando por La Paz y Urumita, así como las que de esta vía tuercen hacia La Jagua del Pilar o a San Juan del Cesar y, más al norte, a Maicao.

Por la vía que une la capital de Cesar con Villanueva (La Guajira), plana y con tramos rectos que invitan a los conductores a hundir el pie en el acelerador, también se ven niños parados a lado y lado de la carretera con el embudo en la mano. Aquí hay letreros que la ofrecen a 2.500 pesos. Por esa carretera pasan raudos camiones y camionetas procedentes del país vecino, cargados de combustible en las mencionadas pimpinas. Hay retenes de policía, pero a esos autos que andan despavoridos, no los hacen detener. Algunos vendedores de combustible del bordo de la carretera dicen que no los paran, ni tampoco persiguen este comercio, porque el negocio pertenece a grupos derivados de paramilitarismo.

"Los dueños son cuchos de la Alta Guajira. A ellos se lo ponen allá, en su sitio, y ellos la revenden a distribuidores que la entregan en muchas partes". Otros dicen que no los paran ni persiguen, simplemente porque los piratas no se detienen por nada del mundo y dispararles sería un acto irresponsable, pues existe alto riesgo de que el vehículo se envuelva en llamas.

"¿Qué si ha habido explosiones? Claro que las ha habido, cuando uno de vehículos gasolineros choca con otro de los que transitan por esta vía. Y en esos accidentes hasta han habido muertos".

En lo que sí están de acuerdo unos y otros es que el contrabando de gasolina mueve, en gran medida, la economía de estas zonas.

"Con esa gasolina, a lo menos hay trabajo y plata. Y aunque no todo el mundo deriva su sustento de ella, también hay tiendas y casas de juego y cantinas y tiendas de ropa y mercados, en fin; si no fuera por la plata que hace circular la gasolina, esto sería un moridero", cuenta Ramón, un mecánico villanuevero que acompaña a su primo en su taxi hasta Valledupar, a ver si encuentran un repuesto para ese "pichirilo que tiene apagadera". Y al mencionar la Alta Guajira, Ramón dice que le atrae. Está habitada más que todo por indígenas Wayúu, a quienes admira por bravos y por esa habilidad que tienen para hablar con la naturaleza.

Su primo, el taxista, cuenta que hay camionetas tipo van, e incluso autos más pequeños, a las cuales sus dueños adaptan para transportar el combustible, instalándoles tanques por dentro y por debajo.

El mismo mecánico comenta que "esa gasolina es corriente, pero tiene buen octanaje -medida de la calidad y capacidad antidetonante de los combustibles para evitar las detonaciones y explosiones en las máquinas de combustión interna, de tal manera que se libere o se produzca la máxima cantidad de energía útil-".

En las estaciones de gasolina establecidas y de marcas comerciales, que se ven vacías de clientes la mayor parte del tiempo, también venden gasolina de contrabando. Su precio es mil pesos más cara que en los expendios piratas.

"Si yo tuviera una camioneta fina -sueña el mecánico villanuevero- tanquearía en una estación. Es la misma gasolina, pero cualquier filtro de más que le pongan, no viene mal".

Ramón cuenta que trabaja con una empresa de maquinaria pesada. Su función es estar pendiente del funcionamiento de retroexcavadoras por La Guajira, Cesar y Magdalena. Y esas máquinas las mueven con la gasolina venezolana.

Lo curioso es que en municipios como Ciénaga, Aracataca, Fundación (Magdalena) y El Copey (Cesar), estando en la misma geografía, poco o nada se vea de esta actividad y solo vendan gasolina colombiana, a precios parecidos a los del resto del país. Y según dicen los mototaxistas, la policía persigue a quienes la vendan o la compren.

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD