x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

EL POETA ESTÁ LLOVIENDO

  • ARTURO GUERRERO | ARTURO GUERRERO
    ARTURO GUERRERO | ARTURO GUERRERO
31 de julio de 2012
bookmark

Un muchacho en el Llano que sin titubear escribe “estoy lloviendo”. Y lo escribe a continuación de un insomnio sobre el que anota “anoche tuve un sol adentro”. Que para elogiar a sus amigos les señala “cuánto hay de mariposa en nuestras sienes”. Y agrega sobre sí mismo “soy de nuevo agosto y viento y lluvia y sonido de campanas”.

Un hombre genuinamente cósmico que para expresarse echa mano de cielo, sabana y tiempo. Y que lo hace porque estos elementos le brotan de los ojos, de modo que se sabe árbol, río, pájaro, y presta su voz a la existencia entera. No puede desprenderse de la tierra, ignora cómo ser pensante sin sentirse hoja, mes, cascada.

Pues bien, este joven poeta colombiano construyó su obra en escasos cinco años, porque un día de 1991 en Segovia, Antioquia, caminando bajo “una lluvia cargada de espadas”, fue muerto a balazos. Tenía 29 años, hoy llegaría a 50. Lo había predicho a su manera: “detendrán el sol que tendré entonces en mitad del pecho”.

Así murió Julio Daniel Chaparro, también periodista en misión en ese entonces, y así prescribió la investigación sobre los autores sin que la justicia de tortuga haya dicho mu. Uno de sus poemas inéditos mencionaba “este rompezón de manos que llamamos patria”.

Mataron a quien pone nombre a las cosas pero quedaron esos nombres, recientemente recogidos en un libro de El Zahir Editorial, titulado “De nuevo soy agosto y otros poemas. Antología viva”. Leer este denso material, pensando en semejante impulso truncado, es someterse al sobresalto kafkiano de ser uno de sus versos: “un hombre gorjea leve entre sus plumas”.

Es que Chaparro no narra el mundo desde afuera. Inmerso en el señorío de su Llano, donde el límite cada doce horas es bola de fuego y las aguas no han perdido memoria del big bang, se reconoce en su estatura: “y estuve detenido y alto como un árbol / hecho un follaje del cielo”.

Se aventura incluso a quejarse porque “brilla la luna / y no me basta”. Enuncia así sus bríos: “quise ser padre de venados”. Es precisamente uno de sus ‘venados’, Daniel, hijo mayor, quien toma hoy los soles del poeta y provoca la publicación de su antología viva. De esta manera hace justicia por encima de la justicia al entregar a Colombia esta palabra que es desquite y deslumbramiento, aspiración vegetal y grito de alguien “liberado como un parque”.

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD