Usain Bolt, el rey Midas del atletismo moderno, conquistó en unos rápidos 200 metros su segunda medalla de oro en el Campeonato Mundial de Berlín y así agigantó su leyenda con un nuevo récord del mundo (19.19 segundos), rebajando su anterior plusmarca por el mismo margen de 11 centésimas que la del hectómetro.
Cuatro días después de batir su plusmarca mundial de 100 metros con 9.58, Bolt se sobrepuso al cansancio acumulado a lo largo de sus siete carreras precedentes para, contra la opinión de Michael Johnson, pulverizar también el récord de 200, que tenía de la final olímpica de Pekín en 19.30.
"Pensé que no pasaría nada si lo intentaba, así que fui realmente muy fuerte. Ahora estoy realmente cansado", dijo Bolt tras la competencia, la penúltima de la jornada en Alemania.
El panameño Alonso Edward tuvo el honor de secundar a Bolt en la meta, batiendo con un tiempo de 19,81 el récord centroamericano, y Estados Unidos hubo de conformarse con el bronce de Wallace Spearmon (19.85).
Era la octava carrera en seis días para Usain Bolt en el Olympiastadion, pues aún le queda la final del relevo 4x100, el sábado, si es que el equipo de Jamaica, privado de dos de sus titulares (Yohan Blake y Marvir Anderson) por presunto dopaje, se clasifica para disputar las medallas el día de clausura.
Volvió el Bolt gesticulante, enamorado de la cámara de televisión. En la carrera, el francés David Alerte elevó la tensión con una salida falsa que obligaba a todos a redoblar sus precauciones para no ser descalificados.
La ausencia, por lesión, del campeón mundial, Tyson Gay, el hombre que el domingo le propulsó hacia el récord mundial en la final de 100 metros, convirtió la carrera de 200 en un simple duelo de Bolt contra el cronómetro.
La actitud un tanto apática de las tres primeras rondas de 200 dejó paso al Bolt de los Juegos Olímpicos de Pekín y el de la final de 100 metros. El clamor de los aficionados, que por primera vez en seis jornadas llenaban el estadio, le devolvió la energía perdida y volvió a desafiar los límites de la velocidad humana.
"Yo lo intenté, me estaba muriendo. No fue una buena carrera, pero puedo decir que fue rápida", agregó.
Cuando el domingo pasado Bolt rompió los límites de la velocidad humana con un registro de 9.58 en el hectómetro, se hicieron conjeturas sobre la marca que podría realizar ayer en 200, teniendo en cuenta que hace un año, en los Juegos de Pekín, había corrido en 19.30 después de haber acreditado 9.69 en 100.
Shawn Crawford había confesado su inferioridad con respecto a Bolt. El campeón estadounidense pensaba que el jamaiquino podía batir su récord mundial por dos centésimas y que para él las posibilidades de superarle eran nulas: "Solo si puedo hacerle zancadilla sin que me vean, y con tantas cámaras de televisión es muy difícil", bromeó Crawford. "Yo solo estaba esperando las luces de los flashes, porque estaba en un video juego"
Bolt ha reforzado a base de títulos y récords mundiales el estatus de astro rey del atletismo.
Usain es el espectáculo, el hombre que le devolverá la diversión al atletismo, y así emular a Jesse Owens y Carl Lewis. Pero más rápido.
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