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El Subcomandante Marcos, de la luz pública a la icónica sombra

El líder insurgente del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se despidió de los mexicanos. Por dos décadas fue una de las voces más influyentes de la izquierda mexicana.

  • El Subcomandante Marcos, de la luz pública a la icónica sombra | La primera aparición del icónico subcomandante Marcos fue también la primera del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el 1 de enero de 1994. FOTO AFP
    El Subcomandante Marcos, de la luz pública a la icónica sombra | La primera aparición del icónico subcomandante Marcos fue también la primera del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el 1 de enero de 1994. FOTO AFP
01 de junio de 2014
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"Disculpen las molestias, esto es una revolución", así, tan poética como beligerante, estalló el primero de enero de 1994 en México la "revolución zapatista". Ese mismo día entraba en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Los disparos y la sangre no se hicieron esperar.

Con su irrupción, los zapatistas, liderados por el subcomandante Marcos, querían decirle al mundo que su revolución existía y que ellos eran reales en un mundo globalizado.

Las demandas sociales de aquel movimiento indígena le dieron al mismo resonancia mundial. Pero pasados 19 años de aquella revolución, contrario al México de otros tiempos cuando salir a reclamar derechos terminaba con el exterminio de los levantados, hoy, también de manera poética, el propio subcomdante Marcos salen a decirle al mundo que él expiró.

Para distintos analistas consultados por El Colombiano, la salida de Marcos es solo un acto simbólico y no tendrá mayores repercusiones para el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), considerado por varias voces en la opinión pública nacional y mundial como una guerrilla mediática o incluso ficticia.

La huella de la historia
Los logros y frustraciones de la revolución zapatista de Chiapas no se resuelven de un plumazo o desde loas y rechazos. Como lo escribió el subcomadante Marcos en una de sus múltiples reflexiones sobre el movimiento, "Después de la tormenta... llegarán otras tormentas".

Así lo creen analistas políticos con conocimiento del tema en México que reconocen los logros de la organización, no de la guerrilla, pues en muchos aspectos no lo es como tal.

"El ejército zapatista no es el subcomandante Marcos, es una organización social, con gran presencia de los indígenas en Chiapas y que en buena parte del país también genera simpatías, aunque desorganizadas", dijo a El Colombiano el periodista Javier Valdez, autor de varios libros sobre fenómenos violentos en dicho país.

"No creo que la salida del subcomandante Marcos afecte al EZLN. Es más una estrategia del zapatismo para recordar un integrante que fue asesinado, el subcomandante insurgente Galeano. Es una forma de homenajearlos y que se mantenga viva la existencia de dicho grupo. Es una modificación de forma, más mediática, del zapatismo, pero no afectará en nada", agregó.

"No son necesarios ni líderes, ni caudillos, ni mesías, ni salvadores. En lugar de Galeano ponemos otro nombre para que Galeano se lleve no una vida, sino un nombre solamente", dice el subcomdante Marcos en su despedida a Galeano.

Nuevas vidas
"El subcomandante Marcos desaparece para darle vida a la organización como tal. Aunque deje de ser quien era, la lucha y las ideas del EZLN continuarán igual. Lo que cambiará es que dicha organización tendrá una nueva política en cuanto a medios y relaciones públicas, una redefinición de este aspecto", explicó Valdez.

El nombre y el camuflaje del subcomdante marcos ocultaban la figura del filósofo Rafael Sebastián Guillén Vicente, como lo demostró la inteligencia mexicana un año después de su primera aparición en 1994. Guillén, profesor universitario, nació el 19 de julio de 1957 en Tampico, estado de Tamaulipas.

Allí fue educado en instituciones religiosas en las que se destacaba por ser un estudiante sobresaliente y voraz lector. En 1976 se traslada a Ciudad de México para estudiar Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Como profesor de la Universidad Metropolitana de México comenzó a militar en grupos maoístas. Así halló el camino que lo llevó a hacer parte del EZLN. No sin antes conocer y ayudar a las estructuras zapatistas que tenía el cura Samuel Ruiz en el estado sureño de Chiapas, donde hoy día persiste la influencia y poder del grupo insurgente.

La otra vía
Los líderes que le heredan la organización a Samuel Ruiz son intelectuales con gran habilidad para escuchar a las comunidades que quieren procesos, algo que no tenían en ese momento, pero que no querían lograr por vía armada", dijo a este diario Rubén Aguilar, profesor de la Universidad Iberoamericana de México.

Esa fue la clave del éxito que tuvo el grupo guerrillero en dicha región. Entender que puede haber vías distintas a la armada para solucionar los problemas de los marginados, de los indígenas. "Es entendible que desde otros países se desconfíe y mire al EZLN como algo ficticio, porque no es una guerrilla común, como las de Colombia o Perú, con importancia bélica. Es una guerrilla mediática. No es de armas, pero es una guerrilla de ideas. Está abocada a la colectividad, a la organización, a la vida comunal. Es un asunto más organizativo que de beligerancia. Y ha tenido mucho éxito en ello, controla cinco localidades de Chiapas", recalcó Valdez.

Sus creadores lo destruyen
El subcomandante Marcos, personaje que encarnó por 19 años el filósofo Guillén, era el más indicado para hacerse cargo de las ideas y las palabras, puntal en esa lucha eminentemente pacifista de dicho "ejército".

Publicó comunicados con alta reflexión, metáfora y discurso en periódicos mexicanos como La Jornada, que fueron conocidos a nivel mundial. Esa notoriedad internacional es un logro del personaje o de Guillén, genio para el manejo de los medios. "Era el brazo mediático del EZLN. Tenía una presencia importantísima, era la voz de la organización", explicó Valdez.

Nada más prueba la influencia del subcomandante Marcos que lo ocurrido en 1995, cuando tras un año de rebelión en Chiapas, la presión del Ejército mexicano forzó a que el EZLN aceptará dialogar con el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León.

Cualquier otra guerrilla, en especial con tan pocos recursos, militantes y fusiles no hubiera tenido ni la posibilidad de dialogar. Tendría que abandonar la lucha. El EZLN ya tenía demasiada influencia en la sociedad como para ser simplemente arrasado por las Fuerzas Armadas de México.

"Fueron logrando contactos con ciudadanos, intelectuales, incluso políticos, para conseguir apoyo de distintos sectores. Estos sectores mediaron posteriormente en las negociaciones de paz que tuvo el EZLN con el gobierno. Yo estuve en una de ellas, fui de voluntario. Y tuvimos una reunión importante con el comandante zapatista, fue la única vez que tuve contacto con él", relató Aguilar.

Este último, que antes de la docencia fue guerrillero del Ejército Popular Sandinista, le contó a El Colombiano su impresión del personaje encarnado, o de Guillén como tal. "Un hombre inteligente, con mucho conocimiento, culto, preparado y con sensibilidad social. Con una particular visión de la política y liderazgo en comunidades indígenas de Chiapas", aseguró.

Ese liderazgo y esa influencia civil, significó que gradualmente cediera la presión estatal sobre los territorios que controlaba el EZLN. ¿Por qué el Estado mexicano decidió entonces de algún modo ignorar el tema y tolerar el grupo insurgente a pesar de que detenta el control de una zona? Valdez respondió dicha pregunta:

"El Estado tolera al EZLN porque tiene una gran influencia en el mundo, en la opinión pública. Por otra parte no tiene carácter delictivo ni es una amenaza a nivel de armas. Y no es fácil enfrentarlo porque esa zona está solo bajo su control", explicó.

Tal vez esa fue la intención del EZLN en el que militó Marcos, llevar las soluciones a un lugar marginal, apartado. Demostrar que es posible esa vía. Nunca una mayor ambición.

"El subcomandante fue invitado por el expresidente Vicente Fox a México D.F., pero no le interesó hacer política nacional, le dio la espalda a esa opción a pesar de que pudo capitalizar su influencia en una fuerza de izquierda por todo el país", agregó.

Siempre se mantuvo fiel a la clandestinidad, su refugio. Nunca quedó muchos días bajo la luz pública. Ahora, tal como lo dijo en su despedida, el subcomandante siguió coherente con su historia: "No habrá entonces casa-museo o placas de metal en donde nací y crecí. Ni habrá quien viva de haber sido el subcomandante Marcos. Ni se heredará su nombre ni su cargo. El personaje fue creado y ahora sus creadores, lo destruimos"

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