El ritual de cada semana es el mismo: Fabián González coge su carro rumbo a Sabaneta para ver si el edificio en donde compró apartamento en julio de 2009, está listo. El joven migró de Estados Unidos con su esposa norteamericana hace más de un año, con la esperanza de mantener para siempre los votos matrimoniales que se juraron en el altar.
Pero no fue así. La mujer no aguantó eso de andar como judío errante porque unos días vivía donde la suegra, otros donde primos de Fabián, cuando no era en la casa de amigos sin que el apartamento en la torre Odonata (de 216 apartamentos), construido por el Grupo Monarca, lo entregaran. "El amor se me acabó por culpa una empresa que me incumplió y me sigue incumpliendo, porque me dijeron que me entregaban en junio pasado y todavía nada", dice el hombre.
Fabián es uno de los más de 600 propietarios afectados por la excesiva demora (entre 18 y 24 meses) en la entrega de la propiedad, que vive de arriendo a la espera de que de una vez por todas la constructora cumpla con lo prometido, según el contrato de compraventa.
Pero no es solo este proyecto el que está atrasado. Las torres Saltamontes, Cigarras, Salamandra, Luciérnaga (que tienen desde 130 hasta más de 200 apartamentos) están a medio camino, incumpliendo tantos plazos de entrega, que los propietarios de esas torres ya no saben qué más hacer o a quién acudir, porque dicen que la Alcaldía de Sabaneta (ver recuadro), poco o nada ha hecho para que se concluya lo pactado.
Están en preventas los proyectos Cantárida, Caracol y Cuarzo (también atrasados), que según directivos de la compañía, están en punto de equilibrio ya que en casi todos se ha vendido más del 50 por ciento de la obra.
Capítulo aparte merece Mantis, que tiene 114 apartamentos, edificio que se entregó sin terminar en octubre de 2008. En la actualidad sus propietarios hacen toda clase de requerimientos jurídicos porque la torre tiene obras inconclusas tasadas en 150 millones de pesos.
El inventario de reclamos de más de una docena de propietarios con los que dialogó este diario es largo: la piscina estuvo cerrada por más de tres meses, porque no tenía las condiciones de salubridad; no cuenta con red de incendios; tampoco están aseguradas las zonas comunes; muchos no han recibido las escrituras; el paisajismo está en veremos en los alrededores (hay basura y escombros en las zonas aledañas); los accesos al edificio están en pésimas condiciones; no hay suficiente iluminación y no hay senderos para caminar o los existentes están llenos de maleza.
Y lo más lamentable es que les vendieron el proyecto con acueducto de la red de Empresas Públicas de Medellín (EPM), pero a la fecha el líquido se suministra por una fuente natural que tiene intermitencias en el servicio.
Aunque no pagan administración y tampoco acueducto, los propietarios están cansados de que nadie les escuche sus reclamos pactados en un contrato de compra de un apartamento, que está sujeto a unos cumplimientos legales.
Con la constructora se pactaron unas obras de terminación, pero ante recurrentes demoras se volvió a romper el diálogo y en la Alcaldía y sus diferentes dependencias tampoco hay respuestas a las solicitudes.
Habla Monarca
A comienzos de la década pasada nació en Sabaneta el grupo constructor llamado Monarca. La compañía le cambió la cara al pequeño municipio, construyendo obras de gran envergadura. En 2004 entregó el centro comercial Aves María y en los años siguientes desarrolló bajo el esquema de reinversión de recursos los proyectos habitacionales Gorrión, Turpial, Sinsonte, Colibrí, Alondra, Carriquí y Espigas.
La fama de la constructora alcanzó para que sus directivas (Henry Madrid Gómez, presidente y Ernesto Garcés Soto, proveedor de tierras del Grupo, que ya se retiró) dijeran con mucha pompa que en Sabaneta iban a construir la torre más alta de América Latina, en el marco del plan parcial Caminos de la Romera.
Sin embargo, entre 2008 y 2009 la compañía empezó con dificultades económicas en lo que su presidente denominó 'estrés financiero'. Los proyectos quedaron quietos, lo que se nota en la torre Saltamontes, que está llena de moho por el abandono de su estructura.
Gabriel Jaime Escobar, gerente de la empresa, explica que después de tocar muchas puertas en el sistema financiero y de subsanar las cifras de la constructora, se determinó que el dinero de los nuevos proyectos los administrara la fiduciaria Corficolombiana.
Con fondos privados y entidades financieras se contrató la financiación de los proyectos Odonata, Salamandra y Luciérnagas (a través de patrimonios autónomos administrados por la fiduciaria).
Según el directivo, la entrega de Odonata será a partir del 30 de septiembre, mientras que Salamandra y Luciérnagas entre el último trimestre de este año y comienzos de 2012.
Cantárida, Caracol y Cuarzo también se están desarrollando bajo el esquema de fiducia, lo que de acuerdo con Escobar, da más tranquilidad a los clientes.
En cuanto el edificio Mantis, el gerente reconoce que ha habido dificultades de todo tipo. Señala que las obras pendientes se tasaron en 150 millones de pesos y que se trabaja para terminarlas.
"Sobre el suministro de agua ya vamos a radicar un proyecto en EPM para resolver de una vez por todas este asunto", sostiene Escobar (ver nota anexa).
Agrega que el reinicio de obras de Saltamontes (parada de 2008) será a mediados de agosto. Sin embargo, el viernes pasado este diario hizo un recorrido y en el edificio no se ve mayor movimiento.
Se tiene previsto empezar a entregar los apartamentos de Odonata a partir del 30 de septiembre. De hecho, el pasado 21 de julio este diario estuvo en ese edificio y había docenas de obreros adentro y afuera del inmueble. En dos visitas posteriores (la última el 12 de agosto), el número de trabajadores bajó ostensiblemente o era muy poco, al menos en lo que se veía desde diferentes ángulos.
Salamandra (214 apartamentos y Luciérnagas (132 unidades) tienen como fecha de entrega el 15 de enero de 2012, según dice el gerente del Grupo Monarca.
"La meta es entregar rápido porque eso nos quita la presión que hemos tenido en estos años. Este es un megaproyecto que no se circunscribe a una torre, es todo un plan parcial. Lo más importante es que no nos hemos ido y estamos dando la cara a todas estas situaciones que le pueden pasar a cualquier empresa", recalca Escobar.
Eduardo Loaiza Posada, gerente de Camacol Antioquia, dice que el Grupo Monarca, por tantos incumplimientos, no hace parte de la agremiación.
"Fue afiliado, pero por tantos inconvenientes tan conocidos por la comunidad, que lamentamos, porque eso hace mucho daño a todo el sector, el Grupo no hace parte de Camacol", afirma.
Los compradores no saben qué más hacer. Han hecho de todo, diálogo, marchas, han acudido a las autoridades, pero las demoras continúan. La empresa responde que está trabajando para terminar. "Es que esos edificios siguen en obra negra", dice Alberto Hincapié, quien tiene un apartamento en la torre Mantis.
Mientras tanto, Fabián seguirá con su ritual, a la espera de que le cumplan. Ojalá que con una vez tenga su casa propia vuelva su esposa y recomponga su vida familiar.
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