Ahora escribe sobre el que fuera su esposo durante muchos años, Guillermo Haro, dedicado a la astrofísica. No es un hecho fortuito en la vida de Elena Poniatowska. A ella, periodista y escritora, le gustan los perfiles, los ha trabajado con verdadera obsesión, como el de la artista surrealista Leonora Carrington.
Quizás fuera el momento perfecto para invocar a Haro, fallecido en 1988, como el mensajero de un premio que ni esperaba, el Cervantes de Literatura. "Espero que él me lo esté enviando porque él está cerca del cielo. Y supongo que sacar un premio como este pues es un regalo del cielo", citó AP.
Tampoco estaba en el sonajero de uno de los más prestigiosos galardones de la literatura hispanoamericana. En 38 años de existencia del Cervantes, es la cuarta mujer que lo recibe, luego de María Zambrano, Ana María Matute y Dulce María Loynaz.
Poniatowska nació en Francia, en 1932, y a los 10 años llegó a México, país del que es oriunda su madre, Paula Amor. Su padre, el príncipe Jean E. Poniatowski, fue descendiente del último rey de Polonia. Su linaje no obnubiló su decisión de defender causas sociales. De ello dan testimonios sus artículos y libros como Hasta no verte Jesús mío, en el que reúne testimonios de la masacre del movimiento estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas.
Cada domingo, Poniatowska visitó al poeta colombiano, Álvaro Mutis, en la cárcel de Lecumberri, a finales de la década del 50. Ella era el cable al "mundo de afuera", de la vida misma, en el México que ha sido el epicentro de su obra. Elena admiró a Mutis y el poeta colombiano jamás sabrá que después de todo, compartieron otra cosa en común: el Cervantes de Literatura.
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