Aún hoy recuerda el día de la gran hazaña, cuando, arropado con la bandera tricolor y enarbolando un ramillete de rosas rojas en su mano derecha, daba la vuelta olímpica en el estadio Nacional de Pekín, mientras de su pecho colgaba la medalla de plata que recién había ganado.
Era septiembre de 2008. Elkin apenas sonreía. Su mirada -borrosa, a causa del virus genético que padece y que le ha ido disminuyendo su visión al punto que no ve objetos a más de un metro de distancia- buscaba a ese rival que, por escasos metros, le había quitado la posibilidad de lograr el oro de la maratón. Lloraba, cuenta, en un momento en el que parecía se hubieran confabulado en él la alegría y la tristeza. Luego sí supo del valor de esa plata ganada en la categoría T12 para atletas con deficiencias visuales en los Juegos Paralímpicos.
Pero el destino de Elkin Serna Moreno está ahora en Nueva Zelanda, donde volverá a ver a ese único atleta que le superó en aquella ocasión: el chino Qi Shun.
En Christchurch, una ciudad de Nueva Zelanda, Elkin tiene una cita pendiente. "Me he preparado todos estos dos años para buscar mi revancha", dice convencido.
"Estoy cansado, pero contento, han sido muchas horas de prácticas diarias, de competencias extenuantes, de sufrimientos, de gozos", agrega. "Y ya ha llegado el momento", afirma, seguro de sí.
Allá lo esperan los 10 mil metros y la maratón, pruebas en las que competirá tras una larga preparación que incluyó la maratón de Miami (4°), de Japón (2°), de Cali (1°), la Parada Mundial de Brasil, en Sao Paulo, donde obtuvo la clasificación para Nueva Zelanda, el haber conseguido tres oros en el Panamericano de Colorado Spring (1.500, 5.000 y 10.000 metros), y el logro de nuevas marcas personales -impuestas en Mar del Plata, Argentina-, en los 5.000 y 10.000 metros (15.18 y 31.53 minutos, respectivamente).
"La última fase de la preparación me llevó tres meses sin parar. Ha sido una inversión grande a pesar de los pocos recursos", cuenta. Y aunque tiene el respaldo de Indeportes Antioquia, Coldeportes y la ayuda de Acnur -Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados-, asegura que muchas veces no le alcanza para tanto gasto y que, a veces se siente olvidado del Estado, "como echado a un lado. No es justo que uno tenga que pedir y que a cambio reciba expresiones de mala gana". Incluso, señala, que la multinacional Adidas hasta se olvidó de él. "Y eso que estamos representando al país". Y se pregunta: "¿qué tal si no?".
Por lo pronto, y a la espera de un mejor futuro, Elkin va a cumplir en Nueva Zelanda esa cita que tiene pendiente.
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