Hay un empate técnico entre los dos candidatos. Si bien puntea Óscar Iván Zuluaga (48,5 % de intención de voto), el candidato-presidente Juan Manuel Santos le pisa los talones con el 47,7 %, con un incremento de casi 13 puntos frente a la última encuesta de mediados de mayo.
Una explicación obvia, aunque parcial, son las adhesiones que ha atraído la campaña reeleccionista, provenientes del centro izquierda.
Paralelamente, la negativa opinión de que el país iba por mal camino, que alcanzaba el 68,5 % en la anterior medición, cae 10,8 puntos y baja hasta el 57,7 %. El pesimismo sigue siendo bastante alto, pero llama poderosamente la atención que haya bajado sensiblemente en estas semanas de campaña.
Es válido interrogarse si los mensajes gubernamentales en televisión sobre la gestión pública, que se confunden en todo con los propios de la campaña política de Santos en los que se pide el voto, han logrado calar en el electorado, que querría creer por momentos que sí se ha hecho lo que dice la propaganda oficial y que habría esperanzas de que dichas ejecutorias continúen.
Y si el programa de viviendas gratis, sin duda alguna, generó opinión positiva, su ejecutor (el candidato a vicepresidente, Germán Vargas ) aparte de polémicas y reacciones destempladas, poco ha aportado a la popularidad de la reelección santista. De hecho, su imagen favorable lleva meses disminuyendo (baja hasta el 36,7 %).
La opción del voto en blanco cae. Como ya lo había predicho el encuestador, a medida que se acerca la fecha crucial de elección mucha gente al final se decide por alguno de los dos candidatos en contienda. Mientras en noviembre del año pasado marcaba casi el 30 %, ahora no llega ni al 4 %. Sigue siendo una opción legítima, pero en realidad poco relevante.
La participación sería del 55,4 % (con abstención, por tanto, de un 45 %, aproximadamente). El próximo presidente llegaría al cargo con el apoyo de menos de una cuarta parte del censo electoral.
El Centro Democrático, con pocas semanas de vida, se ubica como la opción política con más simpatizantes (20,5 %). El segundo lugar es la franja de independientes o sin partido (18,1 %), y la U cae al quinto lugar (10,9 %). Pero si de suma de fuerzas se trata, la Mesa de Unidad Nacional representaría casi el 44,6 % (incluyendo al ubicuo Partido Conservador y excluyendo al también zigzagueante progresismo petrista).
La paz y la posibilidad de lograr un acuerdo político con la guerrilla no es la principal preocupación de los colombianos consultados, pero sí suma puntos, pues pasa a ser la cuarta preocupación tras el desempleo, la atención en salud y la delincuencia común. No en vano la paz ha sido el tema casi monopólico de los discursos en liza, con sus manipulaciones y estigmas.
La impopularidad de las Farc sigue siendo absoluta, así haya quien llegue a celebrar que su imagen favorable "suba" hasta un exiguo 4,7 %.
No se puede negar, pues, que la posibilidad de lograr acuerdos con la guerrilla (traducida en paz como hecho cumplido por parte de la publicidad reeleccionista), se tomó la campaña. Y es uno de los contados temas en los que los encuestados consideran más capacitado al presidente-candidato, ya que en 12 de los 19 temas que preocupan a los colombianos, los encuestados consideran más apto a Óscar Iván Zuluaga para lograr soluciones efectivas.
Campaña de santos se mantuvo coherente en su discurso de paz
Por Juan Carlos Gómez
Director del programa de Comunicación Social de la Universidad de la Sabana
La gran estrategia de la campaña de Juan Manuel Santos ha sido poner como tema central de discusión pública la paz. Porque es en lo único que podría marcar una diferencia con el otro candidato. La campaña santista se la jugó y logró crear una imagen y una interpretación de la paz. Y logró encasillar al otro candidato como el que no quiere la paz, y lo obligó a subirse a ese tema.
Diversas encuestas indican que los colombianos están de acuerdo con el proceso de paz, así no lo estén con algunos temas como la posibilidad de que los guerrilleros participen en política.
Los partidos están en una profunda crisis de ideología, y eso lleva a la personalización de la política. Aquí la simpatía no es tanto por el Centro Democrático como lealtad al uribismo.
Si bien en la primera vuelta al candidato Óscar Iván Zuluaga le sirvieron mucho las interpretaciones que hizo de los problemas colombianos (el desempleo, la salud), no se matuvo ahí y eso le puede pasar factura. Le faltó coherencia, y eso le va a salir caro.
Santos se mantuvo en el que quizá era el único tema que tenía para mostrar, que es el acuerdo de paz.