Parece ser que una de las mejores herramientas para burlar la justicia es la de decir que se está enfermo, o para no acudir a las audiencias de imputación de cargos, o para pedir detención domiciliaria cuando están ejecutoriadas las órdenes de prisión.
Esta semana, el concejal de Bogotá Hipólito Moreno se hizo incapacitar por el dolor abdominal para no acudir a los juzgados, y la exrectora de la Uniautónoma del Caribe también quiere salir en libertad con un certificado médico expedido por su propio galeno. La lista es larga, pero la justicia no puede enfermarse.
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