Molestas. Esa es la única definición que cabe frente a la reacción de los presidentes de la Corte Suprema de Justicia, Camilo Tarquino, y del Consejo de Estado, Mauricio Fajardo, por la aprobación de la reforma a la justicia en su primera vuelta.
En el caso de Tarquino, es claro el malestar con el actuar del ministro de Justicia, Juan Carlos Esguerra, de quien se dijo, no se opuso a la posibilidad de que la Corte Constitucional se convirtiera en una súper corte.
Incluso el magistrado Tarquino abrió la posibilidad de denunciar ante organismos internacionales la reforma por afectar garantías judiciales.
En la misma línea se mostró Fajardo, quien interpretó lo sucedido en la Cámara de Representantes como una represalia contra ese tribunal por haberse retirado de las discusiones que se dieron entorno a este tema.
Avanza la Reforma
La reforma a la justicia fue aprobada este miércoles en su cuarto debate por la plenaria de la Cámara y pasa a conciliación con el Senado para así iniciar su segunda vuelta.
Tras tres días de debate y votación, la plenaria de la Cámara aprobó la reforma a la justicia con la cual el Gobierno pretende que la justicia sea más eficiente.
Sin embargo, el paso del proyecto por la Cámara deja algunos sin sabores como el retiro de las Cortes en el debate y el denominado Habeas Juris, ante el cual el Gobierno expresó su desacuerdo.
Precisamente, uno de los artículos que se aprobó este miércoles es el que establece que las Cortes no podrán nominar candidatos a procurador o contralor para que sean elegidos por el Congreso.
Sin embargo, los representantes le permitieron a las Cortes continuar escogiendo al Registrador Nacional del Estado Civil a través de un concurso de méritos.
El texto aprobado establece que quien nomine ahora sea el Presidente de la República y quien elija sea el Congreso en pleno.