La voluntad mostrada por los gobiernos de Colombia y Ecuador para normalizar las relaciones encuentra un nuevo escollo, con la decisión de un juez del vecino país de ordenar la prisón del comandante de las Fuerzas Militares colombiana, general Freddy Padilla De León.
La primera consecuencia de la decisión fue la suspensión, por parte de Colombia, de la reunión en Ibarra, Ecuador, prevista para este viernes y en la cual participarían los ministros de Defensa y Justicia de ambos países.
La orden de prisión contra Padilla fue emitida el pasado 24 de septiembre por el juez tercero penal de Sucumbíos, Francisco Revelo, al aceptar la petición del fiscal provincial, Carlos Jiménez. Éste también solicitó la extradición del mando militar, pero el juez aún no ha decidido sobre este aspecto.
El general Padilla es acusado en Ecuador de un delito "contra la vida", por el bombardeo del 1 de marzo de 2008 a un campamento de las Farc en el vecino país, en el que murieron alias "Raúl Reyes" y otras 26 personas, entre ellas un ciudadano del vecino país.
Solidaridad y rechazo
A la voz del presidente Álvaro Uribe, que rechazó la noche del miércoles la determinación del juez ecuatoriano, se unieron ayer diversos sectores del país.
El ministro de Defensa, Gabriel Silva, calificó como "agresión jurídica" la decisión, mientras el canciller Jaime Bermúdez dijo que Colombia no reconoce "ninguna competencia ni jurisdicción" al magistrado ecuatoriano, y calificó la acción del juez de "inoportuna, porque los dos países están tratando de normalizar las relaciones".
Silva anunció que "se dispuso una serie de acciones para construir un grupo de trabajo jurídico en colaboración y concentración con la Cancillería. Vamos hacer todos los esfuerzos en la defensa de nuestros oficiales, ex oficiales, funcionarios y ex funcionarios".
El gobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos, manifestó su apoyo al comandante de las Fuerzas Militares. "En este momento debemos los antioqueños, y en general, los colombianos, rodear con nuestro apoyo al general Padilla De León y a nuestras Fuerzas Militares que él comanda, y que han realizado una tarea patriótica en contra del terrorismo", dijo.
El vicepresidente del Congreso, Efraín Torrado, sostuvo que "un juez de Ecuador no puede ni debe dañar las relaciones entre las dos naciones teniendo en cuenta que somos hermanos y que tenemos un vínculo comercial y afectivo desde hace muchos años".
El vicepresidente de Ecuador, Lenín Moreno, y el canciller de es país, Fander Falconí, manifestaron su interés en seguir avanzando en el acercamiento con Colombia, que comenzó en septiembre pasado en Nueva York.
Falconí aseguró que el Ejecutivo "no tiene ninguna capacidad de designar, intervenir, controlar o decidir sobre la Fiscalía" y que los dictados de la justicia de Sucumbíos son "una decisión autónoma".
Pero el Ministro de Defensa colombiano sostuvo que "llegó la hora de ver si Ecuador quiere realmente normalizar o no las relaciones con Colombia".
Silva dijo que el Gobierno del vecino país debe tomar acciones concretas para dejar sin efecto la orden de prisión contra Padilla.
"Aspiramos a que la conclusión es que (Ecuador) sí quiere (normalizar relaciones) y que es capaz de poner orden en su casa. Las teorías de las divisiones de poder no son convincentes".
El experto en relaciones internacionales Vicente Torrijos puso en duda la real voluntad de Quito para restablecer las relaciones.
El analista señaló a la agencia de noticias Efe que Ecuador debe demostrar, "no de manera retórica sino contundente", su compromiso en la lucha contra el terrorismo y realizar operaciones destinadas a acabar con el tráfico de armas, drogas y explosivos.
Torrijos explicó que la estrategia ecuatoriana es afectar al Gobierno de Colombia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la muerte del ecuatoriano Franklin Aisalla en el bombardeo del 1 de marzo de 2008, y ante la Corte Internacional de Justicia por las fumigaciones a cultivos ilícitos en la frontera.
"Y a través de la Fiscalía ecuatoriana emplazando a nuestros generales y nuestros ex ministros, desde todo punto de vista es una actitud sumamente hostil, solo que disfrazada por el manto de la diplomacia", agregó Torrijos.
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