Este viernes, la Fundación Solidaria de la UPB cumple diez años y su huella de solidaridad está bien marcada en los corazones de los beneficiarios de sus servicios y en las zonas donde ha proyectado sus programas.
Como ocurre en la comuna Nororiental, donde tiene su programa bandera: el Itea (Instituto Técnico de Acciones UPB), que les brinda educación a muchos jóvenes de este sector que no pueden acceder a las universidades e instituciones de enseñanza superior de la ciudad por sus limitaciones económicas.
Con una sede de 3.200 metros cuadrados en el barrio San Blas, el Itea, que tiene nueve años de creado, ofrece los programas de Asistente Administrativo con énfasis en contabilidad y sistemas y Técnico en instalación de redes eléctricas, con los cuales los muchachos de la zona adquieren competencias laborales de fácil acceso.
El director de este centro, Albeiro Betancur Pérez, destaca que además de la formación técnica y administrativa, hay un énfasis en el aspecto humano, que se refleja al final en los egresados.
"Hasta ahora tenemos un grupo de 673 egresados, con un alto porcentaje de inserción laboral, muchos trabajan en la misma universidad y varias empresas de la ciudad nos colaboran enganchándolos", afirma Betancur.
El Itea, a estos jóvenes, les financia el 50 por ciento de los costos. Por ser del sector, ellos ahorran pasajes, pues pueden llegar a pie, y alimentación.
Yuli Andrea Alzate, por ejemplo, cursa el tercer semestre como asistente administrativa y agradece la oportunidad que le dio el Itea, "yo terminé el bachillerato, pero no tenía cómo pagar en otra institución, acá me abrieron las puertas", confiesa agradecida. Igual lo hace Leidy Yuliana Ocampo, que reconoce que por llevar el rótulo de la UPB, "a uno se le abren más puertas, lo miran bien", opinión que comparten el joven Estiven Rojas y otros de sus compañeros y compañeras.
Otras acciones
Pero además del Itea, en la zona la Fundación acompaña su acción solidaria con programas y actividades sociales varias, como celebraciones en Navidad, brigadas de salud con apoyo de la Clínica de la UPB y Bienestar Universitario y cursos cortos en inglés y computadores para personas del sector.
"En temporada se entregan kits escolares y apoyo con dotación, como zapatos, a lo que contribuyen estudiantes de la Bolivariana", explicó Albeiro Bermúdez.
Otros dos programas importantes son los de Apoyo Alimentario y suministro de tiquetes para fotocopias y el Metro, con los que se benefician 150 estudiantes de la universidad, que pese a ser una institución privada, hay alumnos de bajos recursos.
"Muchos estudiantes presentan dificultades y se les da esa ayuda, que se evalúa cada seis meses", añadió el directivo del Itea.
Para los estudiantes de esta institución y también de la UPB se creó el Plan Padrino, a través del cual las empresas y particulares, además de empleados de la UPB y egresados, aportan dinero a la fundación para costearles estudios a alumnos que no puedan pagar, "todo el que quiera aportar a este plan es bienvenido", dijo Bermúdez.
Asimismo, hay un Fondo Rotatorio con el cual se les presta dinero a bajo interés a los estudiantes que tengan dificultades, siempre que cursen del cuarto semestre en adelante.
La universidad está tan comprometida en esta causa, que muchos empleados autorizaron que se les dedujera por nómina cuotas fijas cada mes, dineros que van directo a la Fundación.
Esta la dirige el padre Jorge Aníbal Rojas Bustamante, y el rector de la UPB, monseñor Luis Fernando Rodríguez, es presidente del Consejo de Administración.
Ellos, la comunidad beneficiada, sus empleados, egresados y aportantes, estarán en una misa de celebración este viernes, a las 11:00 a.m., en el templo universitario de Laureles.
Es la oportunidad para bendecir esta obra social, que nació en un encuentro de egresados y que tomó tal impulso, que en vez de frenarse, cada día gana más impulso, para bien de los que más lo necesitan.
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