Estrenada en Argentina en el mes de julio de este año, Futbolín acaba de iniciar su carrera internacional en San Sebastián, festival que en su edición 61 que abrió hoy 20 de septiembre tomó el riesgo de abrir por vez primera con una película de animación. Su director Juan José Campanella, un hombre que debe mucho a España como país de plataforma de lanzamiento de sus filmes, lució muy a gusto y relajado en la conferencia de prensa que siguió a la primera función pública.
Con más de dos millones de espectadores en Argentina, una cifra prácticamente sin antecedentes en el cine de ese país, el realizador explicó que la película se concibió desde el comienzo en dos versiones, una argentina y otra española. Esa decisión obedeció no solo a razones de coproducción sino ante todo al trabajo creativo de Campanella con las voces de los personajes animados, actores unos argentinos y otros españoles. Esas voces son fundamentales, ya que el tipo de construcción visual de los personajes se inspiró en actores clásicos del cine de imagen real, con lo cual el aporte de los actores en la grabación de los diálogos resultaba definitivo.
Por supuesto que en San Sebastián acabamos de ver la versión española, con una respuesta de público que permite anticipar buenos resultados en la taquilla. Acá se llamará Futbolín, que es el nombre del juego de fútbol de mesa que sirve de punto de partida a la historia, y uno de sus productores anunció en la rueda de prensa que ya tienen ventas o preventas ventas en países tan lejanos como Corea, Turquía o Polonia.
Tal vez lo más llamativo de la intervención de Campanella en la conferencia de prensa fue su declaración de confianza absoluta en el 3D, una técnica que dice haber descubierto en el proceso de preparación de Futbolín, llamado Metegol en Argentina. El director piensa que el 3D es el futuro del cine y que en pocos años su uso será tan generalizado como lo es hoy el color respecto del cine en blanco y negro.
Inspirado en un cuento del escrito Roberto Fontanarrosa, el guion no es para nosotros plenamente satisfactorio, pero vuelve a revelar el instinto y la astucia del director para conectar con el espectador, tal como lo había hecho con películas como El hijo de la Novia o El secreto de sus ojos, filme este último que le valió el codiciado Oscar de la Academia Norteamericana.
Mañana se inicia la presentación de las trece películas en competencia por la Concha de Oro a mejor película, decisión que será tomada por un jurado que preside el director norteamericano Todd Haynes y en el que figuran entre otros, la actriz y realizadora italiana Valeria Bruni Tedeschi, el actor mexicano Diego Luna y el realizador catalán Cesc Gay. Solo dos filmes latinoamericanos estarán en la competencia por la Concha de Oro: la venezolana Pelo malo de Mariana Rondón y Club sándwich del mexicano Fernando Eimbcke.
Los ciclos históricos, una de las apuestas tradicionalmente más fuertes de este festival, lucen este año bastante atractivas. Una retrospectiva completa del director japonés Nagisa Oshima, fallecido a comienzos de este 2013, y una muestra muy rigurosa de lo que ha ocurrido en los últimos años con el cine de animación y que se ha colocado bajo el sugestivo nombre de Animatopia.
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