Para una empresa, hacer bien las cosas durante 50 años es marca mayor, sobre todo cuando en ese medio siglo pasó de ser un taller ubicado en un sótano del barrio Buenos Aires, a una de las cinco marcas de ropa interior más importantes del país.
Brassieres Haby S.A., que este año celebra sus bodas de oro, fundamenta su historia en un esfuerzo personal que después de esos 50 años genera más de 300 empleos directos y compite a nivel internacional.
Enrique Vallejo Botero era distribuidor de Haby en Cúcuta. Entró a la compañía en el año 1962 como socio y hoy es la cabeza visible, después de entregarse en cuerpo y alma a su proyecto. Solo y de maletín en mano, se abrió camino por las ciudades y provincias de esta basta geografía nacional, conquistando mercados y haciendo presencia en las zonas fronterizas, principalmente de Norte de Santander y Nariño.
Con el rostro de satisfacción que le otorga el deber cumplido, Enrique Vallejo Botero recuerda que "en esa época eran solo ocho referencias de brassieres blancos en popelina".
Gracias a su empuje y a la evolución de la industria textil en el país, fue posible incluir otros materiales y el portafolio de productos pudo ampliarse y ofrecer también pantys. Poco a poco fueron llegando los bordados, los nylon, los encajes, las blondas y los elásticos. Hoy Haby S.A. cuenta con 300 referencias, entre ropa interior femenina y masculina, esta última introducida bajo la marca Hawai®, en 1987.
La expansión de la empresa se hizo posible gracias a la tarea de vendedores directos, agencias distribuidoras y almacenes de cadena, fuerza comercial que actualmente tiene presencia en todo el territorio nacional, especialmente en las ciudades más importantes del país.
Factor humano
El exitoso recorrido y la permanencia de ese sueño que tuvo Enrique Vallejo hace tantos años, es el resultado de un manejo consecuente con sus valores. Según Héctor Echeverri, Director Administrativo, "nuestra filosofía es darle prioridad al elemento humano y mantener un clima laboral que desarrolle y mantenga vigente el sentido de pertenencia".
Y es que más allá de la filosofía, los hechos hablan por sí solos. Contrario a la marcada tendencia de subcontratar, esta empresa ubicada en el Barrio Colombia contrata a todos sus empleados de manera directa y tiene un promedio de permanencia de 15 años, algo poco usual en el actual mercado laboral.
De este modo, el empleado retribuye el trato con una buena actitud y un trabajo impecable, que para el caso de esta industria, es muy necesario.
De acuerdo con los directivos, hay labores que requieren una alta especialización del trabajador, porque se trata de prendas con una gran dosis de fabricación artesanal, que es la que finalmente le imprime el valor agregado.
En la ropa interior, señalan, la tolerancia al error es muy baja, porque son prendas ajustadas al cuerpo que deben otorgar la mayor comodidad y confort. Es así como la capacitación es constante, tanto en aspectos técnicos como en el crecimiento personal.
Se trata entonces de una organización que con perseverancia ha podido salir adelante, siempre reconociendo la labor de sus colaboradores, como lo expresa Enrique Vallejo: "siempre llevaremos en el corazón a todos los que nos han acompañado en este largo recorrido y con su gran colaboración hemos podido crecer y ubicarnos en este sitio tan especial en el concierto corsetero de la confección colombiana".
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