La noche de las brujas me la puso de papaya para volver con mis historias de menudos:
Cuando se enteró de que en Haití la tormenta Sandy se llevó a su abuela, Bimba, haitiano de tres años, sobreviviente del terremoto en su país, se puso el traje de superhéroe. Luego le pidió a su mami que le pusiera fuego bajo sus pies para ir a salvar a la abuela. Bimba vive en Río de Janeiro.
A los cuatro años, Nana acompañaba a su abuela a la Librería Nacional. Como no sabía leer solía comerse las esquinas de los libros. Su abuela le preguntó por qué lo hacía: "Así me los aprendo".
Para acabar con esa costumbre, la abuela decidió comprarle los cuentos que le gustaban.
La mejor amiguita de Sandra era una niña afro. Era tal la amistad que Sandra quería tener el color de piel de su compañerita. Para ello solía frotar su brazo en el de ella. No lo logró, pero siguieron siendo grandes compinches.
En su libro "Vida", Keith Richard , líder indestronable de los Rolling Stones, cuenta que a los seis años su primera novia platónica, contemporánea suya, le dio un beso con esta advertencia: "Pero guarda el secreto".
El día de la madre, Valentina le dice a su padre: "Papi, definitivamente eres la mejor mamá del mundo".
La madre le sugiere a Martín, cuatro años, que se acueste porque ya viene el Niño Dios con los traídos: "No conozco a ese niño y no quiero que entre en mi cuarto".
De niña, Genoveva cantaba así el Himno Nacional: "Oh, Gloria, Irma y Cecilia…".
A sus nueve años, Pilar tenía claro que a los niños no los traen las cigüeñas desde París. Entonces le planteó a su madre estas inquietudes: ¿Y cómo hace para saber la barriga de una señora que ella ya se casó y que ya le puede empezar a hacer el niño? ¿Y si de pronto se equivoca y le empieza a hacer un bebé sin que se haya casado? Cogida fuera de base, la madre aplazó la respuesta para mejores días.
La tía solía contarle la historia de Colombia a su sobrina. Alguna vez iban ambas en el bus. Entonces la niña le preguntó en voz alta: "Tía, ¿Simón Bolívar se orinaba en la cama?".
"Amor es cuando se besan todo el tiempo. Entonces, cuando se cansan de besar, todavía siguen juntos solo para hablar. Papá y mamá les gusta hacer eso". Emily, ocho años.
"Si tú quieres aprender a amar, deberías comenzar con un amigo a quien tú odias". Nikka, seis años.
En su primer viaje en avión, Carolina, de nueve años, después de mirar en todas direcciones pregunta: "Tía, ¿y dónde está Dios?".
"Gracias por tener alma de niño" (Juan Sebastián, hablando en las exequias de su padre, Bernardo Hoyos).
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