Multitud es la palabra para la comuna 10, La Candelaria, el Centro de Medellín. El comercio, el turismo, los trámites y la vida son tan diversos como el millón de almas que recorren sus calles un día corriente. En esa inmensa plaza donde hay de todo, buscan también los que viven del hurto, la estafa y otros delitos, y allí pueden esconderse entre tanta gente.
Y es que hay de todo entre las personas que se convierten en potenciales víctimas: estudiantes con morral en la espalda, viejos de sombrero y bastón y adultos con niños andando de la mano. Las escenas de aquella aglomeración se repiten en las aceras de la carrera Bolívar, la calle Colombia, la avenida Oriental o La Playa. Hay ejecutivos de saco y corbata bajo el sol, o mujeres en tacones altos que hacen increíble el recorrido de tres cuadras.
Entre la variedad también hay indigencia, prostitución, drogas y licores, que la Policía reconoce como factores que agravan la inseguridad. En una esquina un muchacho reparte volantes donde se ofrecen servicios esotéricos para amores y maleficios. En plena acera, casi a mediodía, duerme un indigente sin camisa con la cabeza recostada sobre un costal.
El comandante de la Policía Metropolitana, general Yesid Vásquez, reconoce la necesidad de "cambiar la estrategia y concentrar más esfuerzos" en las comunas La Candelaria, Laureles, El Poblado o Belén, donde confluyen diversas modalidades de hurto, pues la institución se ha enfocado en la disminución de los homicidios en toda la ciudad.
Las marcas del crimen
En una esquina frente al parque Berrío, la silueta de un cuerpo se dibuja sobre el piso como en la escena de un homicidio. "Adolescente de 16 años 'la mataron por error, porque se parecía a la esposa de un duro'", señala aquella evocación de un proyecto denominado Galería de la Memoria.
Allí mismo, frente a la gorda de Botero, comerciantes y transeúntes frecuentes señalan una banda de "cosquilleros", que actúan en equipo para despistar a sus víctimas mientras con habilidad extraen pertenencias de sus bolsos.
Las referencias son historias algunas veces, pero otras, reportes oficiales. El asesinato con arma de fuego de un hombre mayor de edad el pasado miércoles en el barrio Colón, es la más reciente muerte en los registros policiales en cuanto a la comuna. El caso está en investigación por parte de las autoridades.
En lo que va de 2011, según el Instituto de Medicina Legal, La Candelaria acumula 104 homicidios. Es la segunda comuna con más muertes por hechos violentos en la ciudad, solamente superada por la comuna 13. Los asesinatos de mujeres (11 en 2011) la sitúan por encima de San Javier (10) y solo por debajo de Aranjuez (12).
La extorsión al comercio es otro de los temas delicados en el Centro. Frente a este delito, el general Yesid Vásquez considera que la institución ha probado su capacidad de investigación, mostrando resultados ante todas las denuncias formuladas, por lo cual reitera la importancia de poner estos hechos en conocimiento de las autoridades.
Lugares temidos
Entre visitantes frecuentes y trabajadores que conocen la zona hay lugares de cuidado, y motivos para señalarlos.
En Perú, entre las carreras Junín y Palacé, inquieta la relación entre la prostitución de transexuales, las frecuentes peleas a cuchillo y los atracos. En el mismo sector, en inmediaciones de Bolívar, la queja es por la venta de alucinógenos.
En la calle Barbacoas, entre Palacé y la carrera 50A, el temor es por la concentración de indigentes y el descuido del entorno. Una situación que se repite a orillas del río Medellín entre las calles 30 y Barranquilla.
El parque San Antonio, así como otros del Centro, es temido por la presencia de atracadores. Según vendedores del lugar, hay robos incluso en los baños.
Pico y Placa Medellín
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