Irán volvió este sábado a proclamar su nula intención de suspender el enriquecimiento de uranio en el mismo día en que el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, llegaba a Teherán en su enésimo intento por solicitarles esta suspensión.
Desde París, el presidente estadounidense George W.Bush, que está dedicando gran parte de su gira europea precisamente a recabar apoyos ante la crisis con Irán, dijo sentirse "decepcionado" por el rechazo iraní, y advirtió que Teherán no debe olvidar que "todas las opciones están sobre la mesa".
Javier Solana, Alto Representante de la UE para la Política Exterior y la Seguridad, llegó el viernes en la noche a Teherán con un nuevo paquete de incentivos a Irán presentado en nombre de la UE y del llamado "grupo 5+1" (los países del Consejo de Seguridad más alemania).
Esta propuesta fue definida por él como "una oferta amplia y generosa que pretende resolver los problemas que suscita a la comunidad internacional el programa nuclear iraní", pues ante todo desea lograr "garantías objetivas" sobre la naturaleza pacífica del programa nuclear de Irán.
Mottaki trató de bajar la tensión
Antes incluso de comenzar sus reuniones en Teherán, el portavoz del gobierno iraní echó un jarro de agua fría este sábado en la mañana ante las expectativas despertadas por la misión de Solana.
En su rueda de prensa semanal, Gholamhossien Elham aseguró que en el paquete de propuestas de la UE y las seis grandes potencias "no se plantea la cuestión de la suspensión", pero "si llegara a plantearse, para nosotros no es ni siquiera considerable".
"La postura de la República Islámica es muy clara", afirmó Elham, quien reiteró que no hay nada que discutir si se pone como condición la suspensión de enriquecimiento de uranio (que era precisamente el punto de partida de la propuesta internacional).
Como suele ser habitual en Irán, donde los distintos miembros del gobierno se reparten los papeles de duros o dialogantes, poco después el ministro de Exteriores, Manuchehr Mottaki, se mostraba algo menos agresivo que el portavoz, al prometer a Solana que su país estudiaría la oferta presentada por la UE, según la agencia oficial iraní Irna.
Postura de Bush y Sarkozy
Pero desde París, George W.Bush y su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, reconocían sentirse decepcionados por la actitud iraní, pues devuelve el problema al punto de partida.
"Estoy decepcionado porque los líderes hayan rechazado así porque sí esta generosa oferta", afirmó Bush en rueda de prensa, que agregó que la negativa de Teherán "representa una indicación al pueblo iraní de que sus líderes están dispuestos a aislarles aún más".
Sarkozy, por su parte, afirmó que el pueblo iraní "se merece algo mejor que el punto muerto al que algunos de sus líderes les están llevando".
Sarkozy reiteró, por su parte, que el programa nuclear iraní es "un gran problema": "Si Irán fuera a conseguir una bomba nuclear sería totalmente inaceptable", subrayó el mandatario francés, en referencia a las supuestas ambiciones militares de ese programa nuclear, que Teherán siempre ha negado.
Bush es partidario de imponer sanciones más duras a Teherán si este país continúa sus actividades nucleares, en especial el enriquecimiento de uranio, y ha dedicado buena parte de la gira que desarrolla por Europa para tratar de convencer a los aliados en el continente de que lo apoyen.
En una velada alusión a la posibilidad de un ataque militar, el presidente estadounidense ha reiterado que "todas las opciones están sobre la mesa".
Hasta el momento, las sanciones existentes, en su mayoría simbólicas, recogidas en tres resoluciones de la ONU, no han logrado persuadir al régimen del presidente Mahmud Ahmadineyad.