Sabemos que el Señor Jesús es siempre amigo fiel y verdadero, que vela por nosotros y estamos siempre seguros que con su mano santísima salvará a Colombia.
Es deber nuestro, todos los días, encomendarnos en nuestras oraciones y con mucho fervor mantenerlo en la vida diaria y en los deberes cotidianos. El Sagrado Corazón de Jesús, del sueño del pecado nos resucita.
Sabemos que su palabra es sincera, que todas sus acciones son leales, que ama fuertemente la justicia y el derecho y que su misericordia llena la tierra, es un manantial de gracias y cada día más abundantes.
En el Corazón de Jesús estamos viendo siempre la acción de Dios y que por medio de su Hijo Santísimo recibimos todas sus maravillas que nos prodiga y lo bueno que siempre se nos da.
Ese Buen Pastor que siempre guía sus ovejas y sale a buscar la oveja perdida, es el mismo Dios hecho hombre y como Buen Pastor vela por sus ovejas.
El mismo que repartió por medio de sus apóstoles cinco panes y dos peces, eran pocos y siendo cinco mil personas, sobraron muchos cestos con pedazos. El mismo Señor que convirtió el agua en vino en las Bodas de Caná, para que no faltara en la fiesta.
El Señor Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía la víspera de la Pasión y Muerte, para así quedarse con nosotros hasta la consumación de los siglos.
Bien se sabe que gracias a Dios tenemos la fe que nos dio en el Sacramento del Bautismo y tratamos de conservarla pidiéndola al Señor Jesús.
El pasado 11 de junio se celebró el "Gran Viernes" del Sagrado Corazón de Jesús y todo el mes rindámosle adoración y mucho amor y pongámosle a sus pies esta querida y maltratada Colombia.
¡Que nunca nos falten en nuestra vida los Primeros Viernes en su honor!
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