El mercado vive un momento apasionante. Nunca en la historia se han vendido tantas obras y tan caras. La irrupción de nuevas fortunas de países emergentes ha dinamitado las reglas de un juego que hoy es global y feroz. Entramos en Christie"s, la mayor casa de subastas del mundo y una pieza clave del tablero, para conocer los secretos de un negocio que no quiere oír hablar de burbujas.
Jussi Pylkkanen, posiblemente el mejor subastador del mundo, deja caer sobre la mesa de su despacho un pequeño martillo de madera y proclama: "El año pasado, esto vendió 2.000 millones de dólares". Tiene una rica historia esta "poderosa herramienta de trabajo", que es como Pylkkanen se refiere a su humilde pieza de artesanía.
Se la regalaron hace 20 años, poco después de entrar en Christie"s, la compañía que hoy preside. El martillo carece de radiactividad, como pudieron comprobar los agentes de aduanas de algún aeropuerto de Oriente Próximo al acercar a él un detector de ondas sospechosas. Los funcionarios tampoco encontraron nada extraño en su interior, después de desenroscar la base de la maza y examinar sus entrañas con una sofisticada cámara. Pero, acaso intuyendo su poder, quisieron confiscarlo. "Pues yo me quedo aquí con él", les desafío Pylkkannen, "vamos juntos a todos lados".
Batiendo marcas
El año pasado fue el mejor jamás registrado en la historia de las subastas de arte, según el informe anual de Artprice.com, referencia del sector. Se vendieron obras por valor de más de 12.000 millones de dólares. La casa de subastas Christie"s –adquirida por cerca de mil millones en mayo de 1998 por François Pinault, uno de los hombres más ricos de Francia– vendió más en 2013 que en sus 247 años de historia.
El fenómeno, no obstante, no es cosa de un solo año. En la última década, el índice global de los precios del arte ha subido un 80%. Pero en el sector nadie habla de burbuja. Se trata más bien, dicen, de la alteración de las reglas de un juego que permanecían casi inmóviles desde hace más de un siglo. Hoy, abrupta o sutilmente, casi todas esas normas han cambiado.
En lo que llevamos de siglo, el mercado del arte se ha convertido en algo "casi irreconocible". Así lo define Georgina Adam, columnista de arte del Financial Times y autora del libro Grandes dólares: la explosión del mercado del arte en el siglo XXI.
Adam, que asiste a subastas desde los años ochenta, explica cómo, galvanizado por la entrada en el juego de Internet, de nuevos actores y de economías emergentes, el mercado del arte ha pasado en lo que va de siglo de un "comercio de nicho" a una "operación global con un valor estimado de 50.000 millones de dólares al año".
¿Quién domina el mercado?
Hasta el siglo pasado, el negocio estaba dominado por E.U. y Europa. Pero desde 2004 la influencia de China, Rusia, Catar y Emiratos Árabes ha revolucionado el sector.
China fue en 2013, por cuarto año seguido, el primer país en volumen de compras, por delante de E.U. "En ese país se abre un nuevo museo cada tres días", asegura Nixi Cura, directora del programa de Artes de China de Christie"s Education, que ofrece másteres de arte en Londres, Nueva York y Hong Kong. "Y son solo edificios, están vacíos de contenido".
Paul Hewitt, responsable de la apertura de nuevos mercados para Christie"s desde 2001, aporta un ilustrativo ejemplo de la eliminación total de las fronteras en este mercado global: "El año pasado tuvimos una venta de cerámicas chinas que procedían de una casa de campo inglesa. Las adquirió el norteamericano Steve Wynn, para regalárselas a las autoridades de Macao para que le facilitaran la apertura de casinos allí. Es decir: cerámica china de una casa inglesa que compra un estadounidense en Londres y acaba de nuevo en China".
Pero el gigante asiático es solo el principio. "El más reciente mercado donde hemos entrado es India", explica Hewitt. "Seguimos el rastro del dinero. Siempre buscamos nuevos mercados".
Una nueva religión
Steven Murphy, consejero delegado de Christie"s y una de las personas más poderosas del mundo del arte, defiende sin matices la sostenibilidad del mercado. "Lo que lo convierte en una historia sólida de crecimiento y no en un boom es que el número de compradores crece en todos los continentes", explica. "El 30% de nuestros compradores el año pasado eran clientes nuevos. En 2013 vendimos un 60% más de obras en papel que en 2012".
Es a lo que se refiere Jussi Pylkkanen cuando dice que "el arte es la nueva religión. Cuando yo estudiaba en Oxford les decía que quería trabajar en este mundo y me contestaban que estaba loco. Eso era en 1983. Ahora los jóvenes coleccionan y van a los museos. La atracción turística más visitada de Londres no es el palacio de Buckingham ni la abadía de Westminster: es la Tate. La Tate es la nueva iglesia y el arte es la nueva religión. Para el tríptico de Bacon teníamos seis compradores dispuestos a pagar 142 millones de dólares. Ser capaz de pagar eso por un objeto es increíble. Pero lo mismo sucede en cada nivel del mercado. Y una vez que empiezas a comprar arte, no puedes parar".
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6