Angelino Garzón es un hombre muy respetable, y merecía estar en la OIT. Tiene una carrera de sindicalista muy meritoria. Representa un sindicalismo verdaderamente democrático, que es proactivo, que no contribuye al enfrentamiento sino a la solución de los problemas. Personalmente él ha tenido una evolución que es digna de considerarse porque viene de las extremas y ha llegado a otra concepción del sindicalismo que es más armónica, menos pugnaz.
Ahora, lo que hizo Santos fue tratar de sacarlo del ruedo político. De resolver un problema interno llevándoselo para una alta posición en el exterior, jugada en la que le fue mal. Santos no es tan buen jugador de póquer, como se jacta de serlo. Puede que sea un tahúr, pero de ahí a que sus jugadas sean certeras, hay mucho trecho.
El otro punto es que uno de los grandes errores de la Constitución de 1991 fue haber restablecido la Vicepresidencia. La Vicepresidencia hay que repensarla. El problema delicado es que la figura de la Designatura se había, con perdón de la expresión, "perratiado".
Para el caso de falta absoluta del Presidente en cualquier circunstancia, lo que debe hacerse es convocar a nuevas elecciones, y mientras tanto ejerce el ministro delegatario, con la misión de convocar a elecciones. Pero la figura de la Vicepresidencia está mal diseñada.
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