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La larga espera aumentó el dolor de la partida

A las 10:10 de anoche llegó a Catam, en Bogotá, el vuelo que trasladó los cadáveres de los integrantes de la Fuerza Pública asesinados el sábado por las Farc. El mal tiempo retrasó la entrega y alargó la pena. Todo es tristeza.

  • La larga espera aumentó el dolor de la partida | Colprensa | Johan Steven Martínez, hijo del sargento Libio José Martínez, esperó durante 12 años para ver con vida a su padre, encontrarse con él y darle un gran abrazo, pero las Farc destrozaron ese sueño el pasado sábado. Junto a su madre Claudia Nivia Tulcán, esperó la llegada del cuerpo del sargento.
    La larga espera aumentó el dolor de la partida | Colprensa | Johan Steven Martínez, hijo del sargento Libio José Martínez, esperó durante 12 años para ver con vida a su padre, encontrarse con él y darle un gran abrazo, pero las Farc destrozaron ese sueño el pasado sábado. Junto a su madre Claudia Nivia Tulcán, esperó la llegada del cuerpo del sargento.
27 de noviembre de 2011
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Johan Steven Martínez esperó durante 12 años el abrazo de su padre. Lo añoró en esas noches de Navidad en la que la foto del sargento del Ejército Libio José Martínez ocupó un sitio privilegiado junto al pesebre que, con villancicos y oraciones, pedía su libertad.

Lo deseó en la cotidianidad de sus noches cuando, minutos antes de dormir, esperaba una bendición de su progenitor, así fuera desde la selva donde estuvo más de una década secuestrado.

En los deseos más profundos de su corazón, Johan anhelaba conocer a ese ser que consideraba un héroe y quien "dio la vida por este país" en las montañas y en las selvas de Colombia. Ese deseo se hará realidad, aunque no de la forma como él pensaba.

Dice Johan que con el asesinato de su padre las Farc le cortaron las alas. Le truncaron el sueño de abrazar a quien hace algunos años le pidió en unas imágenes de supervivencia, que estudiara para que fuera un hombre de bien.

"Johan, dile a mi papá (abuelo) que te compre una guitarra y una flauta para que estudies música", le pidió en aquella ocasión Libio José a su hijo, quien le cumplió, para que su padre se sintiera orgulloso de él.

Lo estoy esperando, afirmó Johan, aunque no en la forma como quisiera. "Ahora podré verlo, pero en otras condiciones. Las Farc no oyeron mis peticiones para que me lo entregaran vivo, como se lo llevaron", agregó con su voz apaciguada y entrecortada, ante la larga espera por tener a su padre "así sea en un cajón".

Y es que la espera del cadáver de Libio José Martínez, al igual que el de los otros tres policías asesinados el sábado en la mañana, se hizo eterna para cada uno de los familiares que aguardaron por sus seres queridos. Esa larga espera se tornó tortuosa, más cuando el anhelo de verlos con vida y libres se desvaneció por lo que ellos llaman la crueldad de las Farc.

Claudia Tulcán, esposa de Libio José, afirmó que "nunca pensé que lo recibiría de esta forma. Sin embargo si esperé por 12 largos años voy a esperar por unas horas. Es triste recibirlo así, más cuando junto a Johan siempre esperamos su regreso". Y en medio de las lágrimas, Claudia aseguró que a ella, las Farc, también le cortaron las alas.

Espera a la distancia
Esperanza Martínez también añora a su hijo. En Pasto, ha permanecido en el batallón de esa ciudad a la espera de ver a Libio José como siempre lo soñó: altivo, con su uniforme lleno de insignias y con "su especial forma de ser". Recuerda Esperanza en su infinito amor de madre, que Libio José le prometió el regreso, "lo que nunca me imaginé es que sería de esa forma". Por eso sigue ahí, abrigando el sueño de su llegada, "así sea en una caja de madera. Pero podré volverlo a ver".

No solo esta mujer espera que su Libio José salga de esa selva donde la falta de piedad acabó con la vida de su hijo. Hugo Hernando Rosales Arteaga, un sargento (r) del Ejército y quien fue compañero y amigo de Libio José fue a buscarlo para darle su último adiós.

En sus recuerdos, Rosales aún contempla las cualidades del sargento Martínez, quien "era un hombre trabajador, humilde, una gran persona, muy pasivo, calmado. Cuando lo mandaron para Patascoy, uno no esperaba lo que iba a suceder".

Dice Rosales en la despedida a Libio José, que su historia es una historia que le duele, "porque un tipo tan joven que se muera así tan vilmente, eso no debe suceder".

Con el paso de los años Rosales tuvo el deseo de volver a ver a su amigo. "Pero no fue así. Es triste que él se haya ido de esa manera".

El mismo dolor
El dolor y la espera que embargan a la familia del sargento Libio José Martínez es el mismo que inunda las almas de los familiares del coronel Édgar Yesid Duarte, del mayor Elkin Hernández y del intendente de la Policía Álvaro Moreno.

Ángeles Moreno, la madre de Álvaro Moreno, expresó que siempre esperó a su hijo con vida, pero que ahora tocará resignarse porque "las Farc nos quitaron la alegría cuando los asesinaron".

Johan Steven dijo que enterrará a su padre en Pasto. "De esta forma podré conversar con él, así sea en el cementerio. Allá podré contarle las cosas que hice en estos 12 años mientras lo aguardaba". Triste espera que terminó ayer con la entrega de los cuerpos. Johan y cada uno de los seres queridos de Martínez, Hernández, Duarte y Moreno podrán tenerlos. Les darán el abrazo que esperaron por más de una década de secuestro, un abrazo de despedida, ante el viaje emprendido por los suyos hacia la eternidad.

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