El semblante de Nairo Quintana no daba espacio a las dudas, pero a su rueda Chris Froome mostraba las angustias de cuando se tiene una pálida de hambre.
Quintana y Purito Rodríguez se encargaron de poner contra las cuerdas al líder del Tour de Francia, quien con un rictus de sufrimiento, mostró que dejó de ser extraterrestre, para asumir cara de confusión.
Desesperado, en la mitad de la subida, Froome pedía algo de comida a su escudero Richie Porte (Sky), quien fue hasta el carro por un paquetico de glucosa de rápida acción que le valió 20 segundos de penalización, según Efe.
El pequeñín colombiano de 1.69 se agigantó ante Froome. Papeles inversos en una escalada convertida en el estadio del ciclismo más grande del planeta en el Tour-100 años.
Los forajidos Tejay Van Garderen, el francés Cristopher Riblon (Ag2r) y el italiano Moreno Moser, se debatieron en sus diferencias, para que se acortara el terreno de 21 curvas de Alpe D’Huez, por dos.
"No sé porqué Nairo y yo no nos pusimos de acuerdo", se lamentaba Joaquim Rodríguez, quien viene de atropellada en la montaña alpina atemorizante, como lo son los pedalazos de Nairo, tercero de la general.
La victoria de Chris Riblon, la segunda suya en el Tour, tuvo visos de heroísmo por la suma de kilómetros de la escapada, pero el que pisa talones es Quintana, con dos etapas que asustan, sobre todo hoy, cuando están por delante el Glandon, la Madeleine, L’Epine y el col de Croix Fry. Seguramente para ver más angustias del pedal.
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