Varias señales podrían dar fe de que Europa comienza a retomar el rumbo que había perdido después de 2008, cuando la crisis financiera global dejó a dicho continente como el más afectado. ¿Qué tan real es esta recuperación? El balance no daría para tanto optimismo.
Ayer, Yves Mersch, miembro del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE), aseguró que ya pasó lo peor de la crisis económica que golpeó al continente. "Deberíamos mirar al futuro con confianza. Hay razones para eso. Creo que lo peor está detrás de nosotros", comentó Mersch en una conferencia financiera en Frankfurt.
Más allá de lo aseverado por Mersch, los analistas creen que es un balance exagerado.El crecimiento económico de la eurozona apenas fue de 0,1% en el tercer trimestre del año frente al anterior. Todo lo que evidencia que la recuperación no va a ser tan rápida como muchos creerían. Así lo dijo a El Colombiano Jesús Botero García, docente de Economía de la Universidad Eafit.
"Las cifras del último trimestre hablan de que no hay una recesión, pero la recuperación es extremadamente débil. La desconfianza de los mercados internacionales significó un frenado en seco de esa economía, que aún no puede resurgir. Habrá una recuperación lenta", dijo.
Además de las mediocres señales, Europa enfrenta una encrucijada sobre cómo solventar la crisis. Así lo cree Botero. "La U.E está abocada a un dilema terrible: ¿Cómo lograr mandar simultáneamente señales de austeridad pero sin que sean tan radicales que ahoguen su presente económico? No me extraña que este sea un proceso de recuperación lento. Es la única posibilidad que tienen".
Europa va a paso cuidadoso porque tal como asevera Botero, "un exceso de cualquiera de estas políticas económicas sólo conduciría de nuevo al precipicio". A la situación se añaden agravantes como el desempleo, la baja inversión y la alta protección a la tasa de cambio, que afecta las exportaciones. En esto puede resultar benéfico la firma de los TLC agendados con potencias E.U. y Japón e incluso con naciones de América Latina, que hoy se convertirían en tabla de salvación para la lacerada economía europea.
"Estos TLC son parte de la salida. Será saludable para Europa. Las crisis generan desconfianza y se agudizan cuando los países se cierran al comercio. Pero esto no es lo correcto", concluyó Botero
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