La tumba del emperador Carlomagno, rey de los francos considerado padre de Europa, continuará siendo un misterio por resolver, después de que un equipo de arqueólogos alemanes fracasara en un nuevo intento por encontrarla en la histórica catedral de Aquisgrán, al oeste del país.
El jefe del departamento arqueológico de la ciudad, Andreas Schaub, anunció este martes que las excavaciones mas recientes, llevadas a cabo aprovechando la renovación de la antesala de la catedral, no han dado resultado.
"Desde los años '80 se había defendido con empeño la teoría de que la tumba se encontraba situada en la antesala de la catedral", dijo Schaub, quien comentó que, pese a excavar intensamente en su subsuelo, no se ha dado con el paradero de la tumba de Carlos I el Grande (742-814).
El equipo de expertos en torno Schaub considera ahora que, tras este nuevo fracaso, resultará mas complicado aun hallar el lugar en el que originalmente fue enterrado el hijo de Pipino el Breve y Bertrada de Laon.
Carlomagno falleció en la mañana del 28 de enero de 814 y esa misma noche, según las crónicas de la época, ya había recibido sepultura en la catedral de su ciudad predilecta.
Desde entonces y a lo largo de los siglos, la búsqueda de su sepultura se convirtió en una obsesión tanto para monarcas posteriores como para Otón III, dos siglos después de su muerte, y para el emperador Federico Barbaroja otros 50 años mas tarde.
Los restos óseos del monarca que inicio la dinastía carolingia se encuentran, sin embargo, preservados en una valiosa arca de oro del siglo XII que se guarda en la catedral.
