Un área de 130.000 metros cuadrados construidos, 10.000 metros más en ejecución y un proyecto de otros 23.000 metros para el próximo año, dicen mucho de la dinámica de la Zona Franca de Rionegro.
Prácticamente tiene linderos con el Aeropuerto José María Córdova, pero apenas se miran de reojo... Por eso, el sueño del gerente, Carlos Alberto Mesa Posada , es “tumbar la cerca” que lo separa del aeropuerto y vincularse a su desarrollo, mediante empresas de servicios logísticos o de mantenimiento para las aerolíneas. La ampliación del próximo es el comienzo para concretar ese sueño.
El Gerente habló con EL COLOMBIANO sobre la dinámica de sus negocios:
¿Cuáles son las grandes
cifras de esta zona franca?
“Hoy por hoy tenemos alrededor de 130.000 cuadrados construidos, 10.000 más en construcción (en total, 140.000 metros, frente a los 30.000 con que inició, en 2007); alrededor de 85 empresas establecidas y una generación de empleo de unas 2.500 personas, con una diferencia especial frente a lo que había hace unos cinco o seis años: ya no se trata de un empleo básico, sino más especializado y calificado”.
¿Y qué especificaciones
tienen esos 10.000 metros que está construyendo?
“Digamos que son espacios para empresas de servicios, pero que podrían ser utilizados por empresas de manufactura o de tecnología. No podemos olvidar que nuestros orígenes y la raíz de este cuento es el sector manufacturero-industrial. Aparte de eso, instalamos una segunda báscula, lo que permite agilizar la entrada y salida de vehículos. Y seguimos dotando con más espacios al parque, porque hay una demanda que la oferta no ha podido suplir. Las inversiones son de unos 13.000 millones de pesos, pero tenemos un proyecto para el año entrante, de un nuevo desarrollo de 23.000 metros cuadrados, en sociedad con la empresa propietaria de los terrenos y demanda una inversión de unos 26.000 millones de pesos”.
Por el dato del empleo se entiende que se ha ido cambiando esa vocación industrial y ha pasado a los servicios y a la tecnología...
“Sí. Eso lo vemos con el tema de los call center que se han instalado (Unisys, entre ellos) y en los laboratorios mineros. Eso es algo más sofisticado, que no teníamos en la zona franca. El sector de servicios ha evolucionado mucho, con un nivel de capacitación y calificación muy diferente”.
Aparte de Unisys, ¿qué otras compañías de telecomunicaciones han llegado?
“Une también tiene aquí un data center, un centro de conexión de llamadas internacionales, que es un tema muy importante también. Digamos que todavía tenemos una limitante: para tener un sector de servicios muy fortalecido, requerimos de medios de transporte masivo para el transporte de personal, no solamente con otros municipios del Oriente, sino con Medellín. Vamos trabajando en el tema y eso toma tiempo”.
¿Qué tanto han influido los TLC con Canadá, Estados Unidos y lo que viene con Europa en este crecimiento de la zona franca?
“Yo diría que ha sido muy diferente a cómo nos lo imaginábamos. Uno piensa que con la firma de un TLC automáticamente todo se da, y eso no es tan claro. Gran parte de la demanda, yo diría que un 80 por ciento, ha sido por la dinámica de los negocios en el país, no tanto por un TLC. Algunos desarrollos sí podrían responder a eso, pero la gran mayoría ha sido por la dinámica de la economía”.
Lo que sí es claro es que la ampliación prevista para 2013 sí le está apuntando
a estos TLC...
“Le está apuntando a eso, claro y le está apuntando a una demanda que vemos insatisfecha. Los nuevos negocios con Estados Unidos toman tiempo, unos dos o tres años. Eso no es de un día para otro. La llegada de Unisys no es consecuencia directa de un TLC, pero sí la llegada de dos empresas canadienses que se han asentado aquí (de metalmecánica y minería), aunque es un tema más asociado al desarrollo de la minería en el país, que a la firma de un TLC”.
Entre otras cosas, porque el régimen de las zonas francas ya permite que las empresas que allí se establecen puedan vender en el mercado nacional....
“Sí, este cambio eliminó una barrera de entrada muy importante, porque antes se exigía que toda la producción de la zona franca se debía exportar. Ese cambio en la normatividad colombiana, en el año 2005, eliminó esa barrera de entrada y permitió que varias empresas que solo están pensando en el mercado nacional y, eventualmente, en exportar, puedan estar asentadas en una zona franca. Si miramos un poco las estadísticas, estamos hablando que un 30 por ciento de las ventas que generan las empresas de la zona franca son exportaciones y el 70 por ciento son ventas al mercado nacional. Otro factor importante ha sido el establecimiento de empresas cuyo origen es Venezuela, no solamente en esta zona franca, sino en otras del país, de los sectores químico y alimentos, entre otros, para atender el mercado local colombiano y su mercado natural en Venezuela. Cada empresario tiene sus razones, pero la situación política en su país pudo haber originado su salida hacia Colombia”.
Un estudio reciente del Banco Mundial decía que el régimen de zonas francas “ha tenido pocos beneficios” (en empleo) “y altos costos” (fiscales).... ¿Usted qué dice?
“Yo tengo otra lectura del estudio, que también decía que la inversión que ha hecho el Estado en términos fiscales, se le ha devuelto con creces, con una tasa interna de retorno bastante alta. En ninguna parte vi que haya sido un mal negocio para el Estado. Lo que pasa es que sí están esperando evaluar el desarrollo y el beneficio de este cambio para el Estado colombiano, todavía no es el momento. De 107 zonas francas que se han aprobado en Colombia, aproximadamente solo está operando la mitad (la otra mitad en construcción o en desarrollo) y todavía no se puede medir el impacto del empleo y la inversión. La Ley 1004 fue aprobada en 2005, pero solo fue reglamentada en 2007 y 2008 y apenas estamos empezando a ver los resultados de esta normatividad”.
Ha habido algún cambio en la composición accionaria de la Promotora Nacional de Zonas Francas, que impulsó la Zona Franca de Rionegro?
“No, ninguno.... Los accionistas siguen siendo empresas antioqueñas de diferentes sectores, entre ellas, Suramericana (Grupo Sura), Grupo Argos, Conconcreto, Fabricato, Leonisa y Coltejer.... Es decir, los mismos fundadores en 2007. La Promotora es operadora de la zona franca de Kimberly, en Barbosa (KC Antioquia Global), incursionamos en Bogotá con la zona franca Convergys (multinacional de servicios de call center y BPO), operamos la zona franca del Hospital San Vicente de Paúl, en Rionegro. Seguimos trabajando muy de la mano con la Zona Franca de Urabá (ya está a punto de terminar la clínica y se han establecido otras empresas afines a la clínica) y con una zona franca en la Sabana de Bogotá que se llama Itexzona, que ha tenido un gran éxito.... Y hemos acompañado varios proyectos regionales, entre ellos, el proyecto Hidro-Ituango ( y el Parque Manantiales, buscando su declaratoria de zona franca especial. Aparte de Rionegro, estamos operando cuatro zonas francas en el país.... La legislación no permite que hayan obras iniciales en un proyecto que vaya a ser declarado como zona franca, que es el caso de Ituango, pero en este proyecto solo se declararía zona zona franca la casa de máquina y la presa (que son los que generan el ingreso, finalmente), no para todo el proyecto”.
¿Se pueden cuantificar las inversiones de las empresas ubicadas en la zona franca?
“Es muy difícil, porque son inversiones directas de las empresas, aparte de las exigidas inicialmente, pero sí puedo decir que pueden estar del orden entre 250.000 millones y 300.000 millones de pesos. Este es un proyecto que ha respondido a la demanda y todavía nos quedan unos terrenos colindantes (de otros propietarios), esperando la oportunidad para ser incorporados. Nuestro negocio es tener un parque con todos los servicios, tener una comunidad de negocios muy bien establecida compartiendo servicios y ampliar el parque en la medida en que la demanda lo vaya exigiendo. El terreno para el proyecto del año entrante (23.000 metros) está dentro de la zona franca, pero tenemos disponible otro lote, entre la zona franca y la pista del aeropuerto, que vamos a iniciar los trámites para su inclusión como parte de la zona franca”.
Entonces, ¿cómo se imagina esta zona franca en un plazo de unos cinco o diez años? ¿Hacia dónde le apunta con su plan de expansión?
“Si uno mira los grandes aeropuertos de todo el mundo, advierte que hay unos desarrollos muy importantes a nivel logístico y comercial. Yo veo a esta zona franca mucho más involucrada con el aeropuerto José María Córdova. Hay un tema que se puede explorar y es el área del mantenimiento aeronáutico, de gran potencial. Sería ideal tener un acceso directo al aeropuerto y poder ofrecer espacios para las empresas dedicadas al mantenimiento aeronáutico y otros servicios, no solamente para Colombia, sino para otras aerolíneas que utilizan este corredor para sus rutas por todo el mundo. Si me pregunta cómo veo a la zona franca dentro de 10 años, le digo que veo un parque mucho más grande, más afianzado, con muchas más empresas y con una conexión directa con el aeropuerto, no solo para el mantenimiento, sino para el movimiento de mercancías”.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6