Por estos días de festejos y regalos, las tarjetas de crédito danzan en los almacenes y en los cajeros. Son la felicidad instantánea. Las primas navideñas se alargan hasta el año nuevo con pagos a plazos para cumplir el sueño placentero del consumo. Nadie se opone. Todos celebran. Ya vendrá el "después veremos".
Ese 'guayabo financiero', que para muchos está por venir, es el calvario que ya viven miles de empleados formales en Antioquia, como lo demuestra un estudio que acaba de concluir Comfenalco.
Esta caja de compensación familiar se dio a la tarea de averiguar el nivel de endeudamiento de 43.378 trabajadores de 110 empresas afiliadas de distintos sectores, públicas y privadas, el 80 por ciento de ellas ubicadas en el Valle de Aburrá.
Ese diagnóstico hace parte del programa Banca Ética en que trabaja Comfenalco desde hace año y medio. Así se vincula a esa tendencia mundial donde de las utilidades financieras se reinvierten en más y mejores servicios para sus afiliados y ofrece ofertas alternativas a la banca tradicional.
"Le mostramos a las empresas el real estado de las finanzas de sus trabajadores, analizamos cuáles son las necesidades reales que tienen y las alternativas de crédito posibles para tratar de que salgan de ese carrusel de deudas insostenibles al que pueden llegar", resume Sergio Arenas Díaz, gerente de Canales en Comfenalco y gestor del programa.
Los resultados del diagnóstico son escabrosos y revelan una falta de educación financiera que termina por hacer de las deudas un verdadero cáncer para el bolsillo.
La mitad de los 43.378 trabajadores tienen serios problemas de dinero y totalizan deudas por 383.275 millones de pesos, un promedio de 8,76 millones de pesos por cada uno de ellos. Y algo más preocupante: sumando los ingresos de todos, el 47 por ciento de sus sueldos mensuales se va en pagar servicios financieros.
Eso quiere decir que una persona con un salario de 600.000 pesos después de deducciones de ley (9 por ciento) y pagar tarjetas de crédito, compras financiadas y otras deudas con el sistema financiero formal, solo le quedan 264.000 pesos para alimentación, servicios públicos, educación, arriendo y otras obligaciones domésticas. ¿Le alcanzará? (Ver gráfico).
Ejemplo de ello es que se hallaron casos irracionales de insolvencia, en empleados de altos y bajos sueldos, que no identificaron que el problema no está en cuánto se ganan sino en cuánto se gastan.
Hallaron ejecutivos con hasta 14 tarjetas de crédito activas y que destinan el ciento por ciento de sus recursos mensuales a pagar obligaciones financieras: viven de tapar un hueco con otro hueco más grande, tras ser presa fácil de un sistema financiero que les abrió sus puertas por tener altos ingresos.
En el otro extremo, quienes devengan entre uno y dos salarios mínimos creyeron hallar una salida en el llamado 'pagadiario' o gota a gota' antes sus afugias económicas y restricciones para hacerse a un crédito formal. Por ejemplo, en una empresa de calzado de Medellín 82 de sus 90 operarias, todas cabeza de familia, acudieron a esa alternativa que cobra intereses de hasta el 20 por ciento mensual. Un remedio peor que la enfermedad.
"Cuando usted no sabe manejar las deudas no se gana un problema, sino cinco: baja la productividad laboral, solo se piensa en cómo pagar; su entorno social se deteriora porque le ha quedado mal a sus amigos con el pago de préstamos; el ambiente familiar es otra carga negativa donde las discusiones son por plata; la salud mental y física se deteriora por los altos niveles de estrés y comienza el ausentismo del trabajo; y se pone en riesgo la propia ética y se han encontrado casos en que las deudas conducen al robo", explica el gerente de Canales de Comfenalco.
"Pensé en matarme"
María*, de 47 años y auxiliar administrativa en un hospital de la ciudad, no se quitó la vida porque pudo más el amor por sus dos hijos.
Sin embargo, pensó en hacerlo varias veces en esas noches de insomnio en que no encontraba cura para su desangre financiero. Una deuda de juego de 10 millones de pesos que adquirió su papá la llevó a hipotecar en 2009 la casa donde creció y ha vivido siempre.
"Me colgué en las cuotas, subían los intereses, comencé a prestar aquí y allá para el mercado, para los servicios, caí en pagadiarios y del sueldo (un millón de pesos) me llegaron a quedar solo 50.000 pesos para toda la quincena, ¿así quién tiene vida?", se pregunta María que se cansó de las negativas que siempre le dieron cuando iba a pedir un préstamo en un banco o una cooperativa.
Pero esta Navidad tuvo su mejor 'traído' y no se quedará en su calle con sus papás e hijos. Hace una semana, después de diagnosticar su caso y evaluar alternativas, Comfenalco le aprobó el crédito por 30 millones de pesos para deshipotecar su casa, con unas cuotas mensuales a 15 años que están dentro de su capacidad de pago.
"Es un milagro, lloré de la emoción, sentí que volvía a vivir, ahora duermo tranquila", relata María que recibió asesoría para administrar mejor sus ingresos y se propone ahorrar para que su hijo menor pueda entrar a la universidad (ver cuadro).
Sí hay alternativas
Ella hace parte de los 4.958 empleados que el estudio de Comfenalco identificó como el segmento de los "ilíquidos" y destinan más del 50 por ciento de su salario a pagos financieros.
Le siguen "los reportados" con moras vigentes en las centrales de riesgo; "los endeudados" que acumulan obligaciones que sextuplican su salario; y "los aplicados", que corresponden a 23.822 empleados, que tienen una cartera sana pero, aún así, el 60 por ciento de ellos no tiene vivienda propia, yendo en contra de un adagio sabio: tener casa no es riqueza, pero no tenerla es mucha pobreza.
Con cada segmento hay unas alternativas para intervenir que parten de un programa de educación financiera, disponible en www.comfenalcoantioquia.com. Después se aplican instrumentos como la compra de cartera a mejores tasas de interés, reducir gastos financieros, centralizar deudas y llegar a abrir cuentas de Ahorro y Fomento de la Construcción (AFC) para hacerse un techo propio.
No en vano, Comfenalco ha incrementado en 56,1 por ciento los créditos otorgados a sus afiliados en los últimos tres años. Pasó de aprobar en 2009 17.804 créditos que suman 30.780 millones, a 40.571 este año por 115.693 millones de pesos (con corte al 19 de diciembre).
Con programas como el de esta caja de compensación familiar se confirma que sí puede haber cura para un cáncer financiero en que puede derivar la falta de educación para administrar los ingresos propios, sumado a una excesiva oferta de crédito de consumo y que es más evidente en esta temporada de fin de año.
*Nombre cambiado a petición de la fuente.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6