Contrario a lo que muchos creen, el ingeniero calculista Jorge Aristizábal Ochoa no está escondido. Es verdad que no ha ofrecido ninguna declaración pública desde sus desafortunadas palabras del día anterior a la tragedia, pero ni ha salido del país, como algunos especularon que haría, y tampoco ha dejado de trabajar.
Actualmente, el profesional labora en su propia empresa, Halcones de San Diego S.A., registrada en la Cámara Colombiana de la Construcción regional Antioquia, como consta en www.directoriocamacol.com, y que tiene sus oficinas en un pequeño lote de la carrera 33 con la calle 29, cerca al puente de La Asomadera, en la loma del Indio, sector de San Diego.
Aunque algunos informes periodísticos dan cuenta que Aristizábal ya no sería socio de Halcones de San Diego, el correo institucional incluye el lema jaoingenieros, es decir, las iniciales de Jorge Aristizábal Ochoa, quien además tiene oficina en la sede.
Hasta allí fuimos en su búsqueda, un día después de llamarlo y no obtener respuesta de su parte, aunque su voz se escuchaba al fondo, y la secretaria dijo que estaba ocupado. Pero no se encontraba. "Él viene de vez en cuando", afirmó una empleada. En un aviso se alcanza a leer Sala de ventas. Al lado queda la unidad Halcones de San Diego, levantada por la misma constructora, y que según denunció Harvey Hernan, seguidor en Facebook de El Colombiano, la dejaron a medias, no edificaron dos torres más.
A Jorge Aristizábal, este diario le dejó en el sitio un cuestionario, que hasta ahora no ha sido correspondido por el ingeniero, pero que aún seguimos esperando.
A continuación les compartimos algunas de las inquietudes que aún no han sido contestadas, para claridad de los lectores que tienen la expectativa de conocer la versión de uno de los implicados en esta tragedia.
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