Para culminar el proceso de darle al Estado de Antioquia una Constitución democrática -proclamada hoy hace 200 años- hubo importantes hechos que, como antecedentes históricos, la inspiraron.
Precedentes que no solo impulsaron esta codificación de filosofía libertaria, sino que estimularon los movimientos independentistas de Hispanoamérica. No fueron, por consiguiente, sucesos aislados, sino que tienen raíces en los grandes acontecimientos políticos y sociales de las emancipaciones occidentales.
Las dos grandes revoluciones del siglo XVIII, independencia de Estados Unidos y Revolución Francesa contribuyeron, junto con las ideas de la Ilustración y del Racionalismo, a abrir camino a los regímenes políticos republicanos que libres e independientes, se irían instalando para superar a los establecidos por la Corona española de sistemas colonialistas y absolutistas.
En las universidades americanas -como las de la Nueva Granada- se leían textos como la Declaración de los Derechos del Hombre, traducidos por Antonio Nariño , y El Memorial de Agravios de Camilo Torres.
Los pensamientos abiertos y audaces de Rousseau, Voltaire, Diderot, Montesquieu, Locke , eran absorbidos por universitarios y jóvenes intelectuales, ambiciosos de consagrar los cambios que se requerían para agitar la ilusión de libertad.
No solo Torres, Nariño, Caldas, Tadeo Lozano, Carbonel, se sentían atraídos por aquellas tesis innovadoras, sino que hombres como Juan Del Corral, José Manuel Restrepo, José María Hortiz, José Antonio Gómez , se entusiasmaban con aquellas ideas, las que incorporarían a la Carta suscrita hace 200 años en Antioquia.
Indudablemente, los movimientos masónicos también contribuyeron, no solo a la independencia de Estados Unidos, sino a las declaraciones emancipadoras de la América española. Si las Logias acogieron en el país del norte a Washington , a Franklin , a Jefferson , a Adams , aquí tuvieron influencia en Bolívar, Miranda, Santander, Nariño . El mismo José María Hortiz , constituyente de la hoy bicentenaria Carta del Estado Soberano de Antioquia, perteneció a la masonería, según sostenía su nieto, el eminente jurista e historiador Francisco Luis Ortiz.
Los movimientos sociales de la América mestiza aportaron su cuota de sacrificio para sembrar la semilla de las libertades. La rebelión de Tupac Amarú en Perú y los levantamientos en Quito, en la Paz, en México, en Venezuela y los comuneros de Santander, de Tunja, de Guarne, del Occidente antioqueño, fueron empujados por indios y criollos en defensa de su cultura y en oposición a los pesados tributos que imponía España para financiar sus guerras imperialistas en el viejo continente.
Así que en el pensamiento europeo de los enciclopedistas y la Ilustración, en la independencia estadounidense, en la Revolución Francesa, en los movimientos populares y sociales de América del siglo XVIII, se fue fraguando la necesidad de diseñar a través de las sublevaciones físicas e intelectuales, las nuevas instituciones democráticas, como la que se logró trazar hace 200 años con la Constitución de Antioquia.
Ejemplo, no solo de coherencia ideológica, sino de sindéresis política, al proclamar la libertad, la igualdad, la propiedad y la seguridad como valores que hoy siguen siendo principios inalterables en las democracias modernas.
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