El Mundial de Sudáfrica invirtió un gran mito. Si antes se decía "las bonitas son tontas", Cristiano Ronaldo expandió los horizontes del cliché: los bonitos también lo somos.
En un comercial de televisión, la preciosa Gisele Bündchen regaña a Pelé por un gol fallido, en México 1970.
En otro anuncio, le enseña a Romario cómo jugar. Dudo mucho que, después de las grabaciones, Bündchen pensara en reemplazar a Dunga: ella conoce su libreto.
Está ahí porque es una modelo, y su imagen -al lado de dos leyendas- vende.
¿Por qué Cristiano Ronaldo llevó a Sudáfrica el libreto equivocado?
La cuenta bancaria del portugués recibe cada semana ?270.750 ($642'230.000) por jugar fútbol. Por más importante que sea "correr rápido" y tener una "carrera brillante", sólo con el gol fresco, de hoy, se nace y crece en un Mundial.
El pasado no da puntos. (Que lo diga Maradona).
Las poses Pepe Jeans y sonrisitas Armani, son tan útiles en una valla como absurdas en una cancha. Basta citar a Thomas Muller, no le hemos visto los dientes pero sí los goles: ¡eso sí es bonito!
Cuando Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, pagó ?94 millones ($ 222.971'772.496) por el traspaso de Ronaldo, reventó el escándalo; y Joseph Blatter, cabeza de la FIFA, corrió a descartar posibles limitaciones financieras al fútbol.
Entonces, Paolo Cannavaro, actual capitán del Nápoles, advirtió: "Las estrellas no bastan para ganar. Además de campeones, deberían conseguir una mentalidad de equipo".
Más que nunca, Sudáfrica evidencia que esta danza millonaria y su exaltación de la individualidad, van en detrimento del juego en equipo. Y lo peor rueda en la grama?
La Alianza Juega Limpio se cansó de rogarle a la FIFA para que reaccionara frente a la explotación infantil y pagos mezquinos de quienes cosieron los balones para el Mundial, en países como Pakistán, Tailandia, India y China (jornadas de 21 horas, sin días libres durante un mes entero).
Según la ONG International Labor Rights Forum, en India pagaron 35 centavos de dólar ($660) por balón. En un día, una persona fabrica de dos a cuatro balones: la ganancia máxima es de $2.640.
Esto es más que una discusión frívola, de tontos hermosos.
La tontería, hermana del consumismo, es la tutora del observador cómodo, de rodillas ante ídolos que se quiebran al primer asomo de jubilación de la belleza y la destreza física. Lesionados por la fama.
Gianluigi Buffon, cancerbero italiano, también lamentó las extravagancias del Real: "Estoy incómodo, las cifras son imprudentes. La afición estará en el séptimo cielo, pero el fútbol sólo se juega el domingo, durante el resto de la semana se ven las dificultades de la gente para vivir".
En mal momento Narciso miró su reflejo en el lago.
Ya veremos, después de Sudáfrica, cómo siguen sus domingos. Pero la estupidez no tiene memoria: seguro que sus semanas venideras no tendrán lunes, martes, miércoles? como las de cualquier cristiano.
¡Y saber que Van Gogh murió en la miseria!
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