Con una respiración aún acelerada lo primero que atinó a decir Fabiola Zuleta, madre de Leonel Álvarez, fue "está que me da un yeyo, no se imagina la emoción, gloria a Dios nuestro Señor". Toma aire y sigue "no se mueve una hoja sin la volutand de Dios y lo de mi hijo se logró gracias al Señor".
Segundos apenas había acabado el partido que "oyó" -si así se puede decir- de a pedacitos al lado de hijas y nietos en su casa de campo en Guarne, donde los suspiros se hacían profundos cada vez que el Huila se acercaba a posición de gol, o los saltos de las poltronas, acompañados con gritos, cuando el rojo llegaba punzate al arco de Estacio.
"Leonel hizo una labor muy linda y el resultado se debe al trabajo con responsabilidad", dice, al tiempo que agrega que "ha dado un lindo ejemplo y creo que el título es lo mejor que les pudo suceder a todos los muchachos".
Pero tan duro estuvo el partido que prefirió encerrarse en su habitación y escuchar a ratos lo que sucedía. "Yo invité a René (Higuita) a ver el partido, pero no pude estar mucho al lado de él, porque estaba nerviosa y sentía que me caía".
Y es que en estos momentos de tanta tensión, es mejor así, aunque se pierda la emoción de ver al hijo consagrarse como lo hizo Leonel. "Lo importante es que todo el pueblo colombiano está con mi hijo, siempre lo ha querido y a pesar de que su físico haga pensar que es huraño, es todo corazón".