El presidente Santos ha anunciado el próximo funcionamiento de embajadas de Colombia en Turquía, Indonesia y Trinidad y Tobago. Es una decisión plausible, en cuanto signifique una mayor apertura del país al mundo, y de interacción con naciones de importancia geoestratégica y económica crecientes.
Colombia debe superar ciertos rezagos provincianos, y reclamar -y ganarse- espacios en los foros internacionales, obteniendo peso diplomático, con intercambio comercial y cultural.
Esperamos que una vez abiertas estas misiones diplomáticas, al frente de ellas sean nombradas personas idóneas, que conozcan la realidad mundial y del país al cual llegan. Porque si es para resolver compromisos de paso o favorecer a los socios del club, mejor ni abrirlas.
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