En las calles y barrios de las grandes y medias ciudades venezolanas, para la gente del común, pero en especial para los opositores, la aparición de sujetos motorizados con gorras rojas no deja de ser asunto intimidante. Se trata de las milicias bolivarianas o defensores civiles de la "revolución".
Muchos de estos grupos, ideologizados, entrenados y armados por el chavismo, terminaron por convertirse en una rueda suelta, señalada de múltiples atropellos, atracos y asesinatos, algunos de ellos por asuntos políticos.
De los últimos episodios atribuidos a estas organizaciones paramilitares al servicio de la "revolución", está el de la exreina de belleza, Génesis Carmona. " Ella quería apoyar a su país y vean el precio que pagó por salir con una bandera y un silbato. La mataron los mercenarios del gobierno", dijo a AP José Gil, tío de Carmona.
"Los opositores pacíficos, cuando ven a estos colectivos llegar a las barricadas, salen corriendo porque saben que son agresivos en la toma de decisiones. Al gobierno le conviene estos grupos como unidades para confrontar ciudadanos que están impidiendo el tránsito. Está ganando terreno en las calles por ellos. El chavismo se cuida de que no sean uniformados los que confronten a la oposición", dijo a El Colombiano Jesús Castillo, politólogo y docente de la Universidad del Zulia.
"Con los hechos ocurridos últimamente, el tema de los colectivos ha tomado relevancia pública y mucho más cuando el presidente Maduro se reunió ayer con grupos de motorizados, que son señalados por la oposición de ser los instigadores de la violencia. Se considera que están para confrontar y reprimir a los opositores", agregó.
Contrastes
Para Castillo, no obstante, no existen pruebas y evidencias concretas de que estos grupos estén detrás de las muertes de los manifestantes en las últimas protestas.
"Señalamientos puntuales no existen. Hasta ahora hay algunas presunciones de actos como homicidios o ataques. El gobierno nacional sí tiene componentes que se endosan un poder adicional. Pero nadie ha presentado pruebas contundentes que terminen concluyendo que estos grupos salgan a matar o amedrentar a la gente", aseveró.
Carlos Berrizbeitia, diputado a la Asamblea Nacional y opositor, discrepa de Castillo respecto a dicho punto. En declaraciones a El Colombiano afirmó que el asunto, "es público y notorio. Un cabecilla de un grupo de estos murió en las protestas del 12 de febrero. Se llamaba Juan Montoya, alias "Juancho". En su funeral estaban todos armados, en su ataúd estaba la bandera de Venezuela y un fusil de asalto".
"Otra cosa es que la justicia no quiera investigar el caso, porque lamentablemente ya no tiene independencia y arropa a estos grupos violentos", concluyó
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