Es posible que al expresidente Samper le hayan "nacido" dos balas. Lo digo después de verlo en el canal Biografías contando detalles del atentado que accidentalmente le hicieron en el aeropuerto Eldorado.
Los sicarios tenían en la mira al dirigente José Antequera, a quien finalmente asesinaron.
En televisión, Samper narró que le metieron 13 balazos. En su libro, "Aquí estoy y aquí me quedo", cuenta que fueron once, cuatro de las cuales todavía lo acompañan. Hay, pues, un "desplome" de dos proyectiles. Por eso sospecho del nacimiento de dos balas en cautiverio.
Vi su testimonio y el de doña Jacquie, su esposa, a la par con un partido del mundial Sub-20. Me la pasé zapeando, como diría el académico Daniel Samper, su superior jerárquico en el chamizo genealógico del samperato.
Me interesan los testimonios de personas que "murieron" pero regresaron. Nos quedamos sin saber si Samper atravesó el tal túnel, si vio la luz, o si Dios le ordenó, con voz de locutor de la BBC: "Regresa, Ernesto, regresa". No le pasaré memo a Dios por la forma como hace sus cosas.
Cuando el libro salió costaba 40 mil pesitos. Si hubiera esperado, hoy lo conseguiría en 5 mil en cualquier librería agáchese. ¿Debí esperar?
La obra cuenta su versión sobre los intríngulis del proceso 8.000. Tiene páginas tan divertidas que parecen escritas por su hermano Daniel a quien le agradece su colaboración para evitar falsos testimonios contra la gramática.
Ahora, donde hubiera implorado las luces de su sobrino, Daniel Júnior, el "hackeado" director de Soho y temible columnista de Semana, habría puesto en la carátula, en vez de la sonriente foto que Abdú Eljaiek le hizo al tío, la de alguna reportera en pelota.
Concretamente, la de alguna antecesora de las que hacen parte de los "ángeles" de Julio Sánchez Cristo en la doble W. Al pelao Samper, Hugh Hefner bogotano, sólo le falta empelotar a la sota de bastos. O a su mentor WJulio. O al doctor Casas Santamaría. O al tío expresidente.
En su libro, Samper escribió sobre el atentado: "Hace diez años, en plena campaña política, sufrí un pequeño accidente de trabajo en el aeropuerto Eldorado que casi me costó la vida, porque me metieron once balas en el cuerpo, pero de resto no he tenido mayores complicaciones".
Doña Jacquie le puso surrealismo al relato: después de acomodar el abaleado cuerpo de su marido en la banda transportadora de equipajes, regresó a buscar el zapato y la cartera que había perdido en la confusión. Primero lo primero. Tampoco iba a dejar abandonado el Chanel No. 5, o cualquier coquetería comprada en el exclusivo Harrods londinense.
Recuperó lo perdido, se reencontró con un marido rico en 13 balas que no tenía, y lo llevó al hospital donde los médicos salvaron al fumador de tabacos Trinidad que le envia(ba) Fidel Castro.
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