La Fiscalía General de la Nación denunció esta semana que hay una red de narcotráfico en el interior del Ejército, un gravísimo hecho confirmado por el propio comandante de las Fuerzas Militares, general Alejandro Navas. Pero sobre todo, confirmado por el reciente decomiso, con pocos días de diferencia, de 25 kilos de marihuana a seis soldados en un avión militar y de 79 kilos de la misma droga, a un mayor, cerca de Jamundí, Valle del Cauca.
Celebramos la inmediata y enérgica reacción, tanto de los comandantes militares, como del aparato judicial, para atender y solucionar este problema.
Hay que destacar que las denuncias y las investigaciones provinieron del propio Ejército en su política de tolerancia cero con el narcotráfico y el consumo de drogas en el interior de sus filas.
Resulta penoso y repudiable que las acciones criminales de unos pocos atenten contra la solvencia moral y el prestigio de una institución tan respetable que, entre otros aportes a la sociedad, acumula extraordinarios logros en la lucha contra el narcotráfico, en especial al asociado con grupos armados ilegales. Miles de sus hombres y mujeres han resultado muertos, heridos o mutilados en esa lucha. El involucramiento de algunos de sus compañeros de armas en narcotráfico es, desde todo punto de vista, inaceptable, constituye una afrenta a su sacrificio y, al mismo tiempo, una grave ofensa a la sociedad.
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