Dime quiénes habitan tus intestinos y te diré quién eres. Y no es para que se imagine aquello que va sobrando, con el paso de las horas, de una suculenta comida. No.
Para conocer a alguien, habría que conocer primero sus intestinos, pero no es sencillo. Tampoco se necesita una colonoscopia ni nada por el estilo. Lo que describiré explicaría muy bien por qué ciertas personas son como son. Y nosotros.
El hecho es que en los últimos meses, por distintos medios, han ido apareciendo resultados de investigaciones que unen dos órganos, considerados polos opuestos: intestinos y cerebro. En uno de esos trabajos en Proceedings of the National Academy of Sciences , científicos del Instituto Karolinska en Suecia y del Instituto del Genoma de Singapur demostraron que la flora que habita en los intestinos tiene un impacto importante en el desarrollo cerebral y por tanto en la conducta de las personas.
Esas bacterias, por ejemplo, pueden tener influencia en el uso de la vitamina B6 por el cuerpo, vitamina con profundos efectos en la salud nerviosa y las células musculares. Podrían tener además participación en las enfermedades autoinmunes y se sabe que influyen en la ansiedad, aunque no se conoce bien cómo.
No son bobadas. ¿Ha pensado que usted es apenas 1 por ciento humano? Sí, como lo lee: posee 30.000 genes, mientras que los microorganismos dentro de usted suman más de 3.000 millones de genes, como mostrara alguna vez Bonnie Bassler en Princeton University. Y sin que paguen arriendo, el intestino puede tener un billón de bacterias, que algo deben hacer más que provocar dolores y ayudar en la poco envidiable aunque necesaria tarea de producir gases.
Cuando los científicos compararon ratones alterados carentes de microorganismos intestinales con los que sí los poseían, aquellos eran más activos y menos ansiosos (si le dicen perezoso, responda que es un exceso de flora intestinal).
En un segundo estudio en el journal Gastroenterology , cuando a ratones (¡los sufridos ratones!) se les eliminaba la flora intestinal con antibióticos, se mostraban menos cautos y menos ansiosos. O sea, pille, como dicen por ahí: hasta las medicinas contra las infecciones podrían alterar el comportamiento de la persona.
Cuando esos investigadores, de McMaster University, traspasaron a ratones pasivos bacterias de ratones con una conducta exploratoria, se hicieron más activos. ¡Qué bueno sería podérselas transferir a algunos a los que les da igual 8 que 80!
Los estudios citados demuestran una vez más lo complejo que somos, aunque con el conocimiento que se va allegando, se explica mejor por qué tal o cual actitud. Sí, dime qué bacterias tienes y te diré cómo eres.
Eso sí, ojalá no tengan bacterias bien explosivas, aunque dudo que ciertas personas carezcan de ellas, ¿no?
Maullido : ¿Cuál debe ser el tamaño de las jaulas para mantener animales en los almacenes agropecuarios y de mascotas? Es que se ven tres, cuatro o más gatos y perros por jaula. ¡Y no es en la Minorista! Mero abuso.
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