En Colombia aquello que habla del tema narco genera cierto escozor.
Y entonces, cuando hay una película o, en este caso, varias series de televisión que tienen como fondo la violencia y el narcotráfico, hay reacciones en contra que critican el sentido de dichas producciones.
El crítico de televisión Ómar Rincón señalaba en una de sus columnas que "Lo narco es nuestro modo de pensar, nuestra estética y ética nacional. Narco.TV nos gusta porque nos cuenta cómo somos".
Según un sondeo en internet realizado por elcolombiano.com entre más de 1.500 televidentes, a un 40,82 por ciento de ellos les gustan estas telenovelas. Mientras, un 59,18 por ciento reniega de ellas.
A favor y en contra
Una de esas voces en contra es la de la tipeadora María del Pilar Torres.
"Me encanta la televisión, pero le cogí una pereza a la tele colombiana, pues no se ve sino violencia en los canales privados", dice.
Y se pregunta, además, "Cómo vamos a educar a nuestros hijos si en los canales nacionales nos tienen mamados. El muchachito me sale en estos días hablándome con el léxico que utilizan los traquetos".
Para el crítico Germán Yances estas novelas son un reflejo de la sociedad y el fenómeno de la narcotelevisión lo que hace es demostrar el nivel de penetración de este fenómeno.
"De alguna manera nos ayuda a entender lo que vivimos", opina. Eso sí, reconoce que las últimas producciones tienen un tufillo comercial que les resta seriedad y verosimilitud. Pero reconoce que estas historias sirven para que el país haga catarsis.
A las protestas se suma, también, la tipeadora Gloria Margarita Vélez Uribe: "Por muchos días y en varias ocasiones muchas personas nos hemos pronunciado frente a los programas violentos en horario familiar... al que no quiere caldo se le dan dos tazas: ya viene Pandillas guerra y paz, otro poquito de El Capo y de Las muñecas de la mafia", se queja.
"La televisión refleja el país", insiste Yances. "Ahora, que no nos guste el país en el que vivimos, eso es verdad, a mí no me gusta", dice.
El malestar, incluso, ha generado la creación de grupos en Facebook para rechazar que estas novelas que "exaltan la acción mafiosa, alimentan el estigma de los colombianos en el exterior y enseñan antivalores como: el ansia por el dinero fácil; uso sexista de la imagen de la mujer; un poder brutal sustentado en armas y sicarios; desprecio de valores como el respeto por la vida y por la ley", como las enumera el tipeador Juan E. Jaramillo.
Otra mirada
Pero un 40 por ciento que disfruta estas historias también es una cifra importante
"No creo que la forma de escapar de esta telaraña sea cerrando los ojos, enmudeciendo y ocultándola a los jóvenes, que en realidad son los que están más en peligro de entrar a engrosar las filas de grupos delictivos", dice un tipeador que se identifica con el correo electrónico profesoreli66@yahoo.es.
Yances señala que estas realizaciones están haciendo un trabajo que han olvidado los noticieros o los inexistentes programas de opinión: contar historia, generar reflexión y debate.
Es decir, quizá de la andanada de telenovelas basadas en historias de narcotraficantes o sicarios, lo que se está logrando es crear una masa crítica de televidentes, capaz de alzar la voz contra aquello que no les gusta. Eso, de por sí, sería un logro que, seguro, no se buscaban los canales privados.
O que, finalmente, se siga el consejo de otro tipeador: "¿Son mal ejemplo para los niños? Claro, por algo advierten que no es para menores, y hay muchísimos canales, sólo es cuestión de cambiarlo si no le gusta".
Esa es el arma más fuerte del televidente, el poderoso control remoto.
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