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Nukak Makú, con cédula pero sin hogar

UNA TUTELA OBLIGÓ a la Registraduría a expedir documentos de identidad a los Nukak Makú. Se han cumplido dos jornadas en Aguabonita y Tomachipán.

  • Nukak Makú, con cédula pero sin hogar | Archivo | Los Nukak Makú hacen parte de las etnias colombianas en riesgo de desaparecer. Habitaban las selvas del Guaviare pero la llegada de la guerrilla y los colonos que empezaron a sembrar coca marcó el comienzo del fin de la última etnia nómada del país.
    Nukak Makú, con cédula pero sin hogar | Archivo | Los Nukak Makú hacen parte de las etnias colombianas en riesgo de desaparecer. Habitaban las selvas del Guaviare pero la llegada de la guerrilla y los colonos que empezaron a sembrar coca marcó el comienzo del fin de la última etnia nómada del país.
19 de marzo de 2011
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Ser ciudadano colombiano, tener un nombre, un apellido y una identidad es un derecho que todos damos por sentado. Pero no es así.

O sino que lo digan cerca de 300 indígenas Nukak Makú que además de haber sido desplazados de sus tierras por colonos y grupos armados, se vieron forzados a integrarse a una cultura donde si no hay documentos de identidad no se existe.

¿Cómo explicarles que un papel, que ellos ni siquiera saben leer, les garantizará la atención médica para sus hijos o la entrega de un mercado para calmar el hambre que los acosa?

Esa fue la labor que los miembros de la Unidad de Atención a Población Vulnerable (Udapv) que en dos ocasiones han llegado hasta San José del Guaviare, tuvieron que afrontar con la ayuda de un intérprete. Un indígena de la misma etnia que -en su escaso español- se encarga de ayudar a unir los dos mundos.

Por una tutela
La labor no es fácil, si se tiene en cuenta que los Nukak Makú son la única etnia nómada del país y para colmo de males están a punto de desaparecer por las acciones violentas en su contra.

Para ellos, la selva es su hogar de ahí obtienen techo, comida y vestuario, por eso un registro civil, una tarjeta de identidad y una cédula, son conceptos ajenos a su cultura y a su modo de vida.

Según Jin Cotrino, director nacional de Registro Civil, las dos jornadas de identificación que se han adelantado con los Nukak Makú partieron de una acción de tutela instaurada por Fidel Jabela Rojas.

En ella no solo se obligaba a la Registraduría realizar las jornadas de identificación sino que se pedían acciones concretas de las secretarías de Educación y Salud del Guaviare.

Por eso, el primer paso fue enviar una "avanzada" integrada por miembros de la Registraduría, el Icbf y la Gobernación del Guaviare, para que identificara los lugares donde se encontraban los indígenas y hacer un censo de la población que era necesario cubrir.

Se decidió que se deberían hacer dos jornadas: una que se hizo en Aguabonita (entre el 23 y el 26 de febrero) y otra en Tomachipán, que empezó el martes pasado y terminará mañana.

En la primera se realizaron 198 identificaciones: 116 registros civiles (de niños y adultos), 28 tarjetas y 54 cédulas.

La cifra puede que no le diga mucho a una persona de una ciudad, pero basta con pensar que muchos adultos y hasta ancianos a quienes también se les tramitó la cédula -por cuestiones culturales- no contaban con un registro civil. Es decir, ni siquiera existían oficialmente para el Estado.

Estos documentos, les permitirán -por lo menos según lo que dice la ley- recibir los subsidios a los que tienen las familias desplazadas, buscar atención en un centro de salud y hasta matricular a sus hijos en una escuela pública, porque para los pequeños la selva es solo el lugar en el que algún día vivieron sus padres.

El reto siguiente, cuando los indígenas reciban sus documentos de identidad, será enseñarles a reclamar los beneficios a los que tienen derecho.

¡Allí a cinco minutos!
Para que los equipos de la Udapv lleguen a estos sitios alejados se necesita combinar todas las formas de transporte. "No importa si hay que llegar por tierra, por río o por aire. Estas jornadas hacen parte de la función misional de la Registraduría", afirma Cotrino.

El equipo que viajó hasta el Guaviare estaba constituido por siete personas entre las que se encontraba una bacterióloga encargada de tomar las muestras de sangre que se requieren para la cédula y las tarjetas de identidad.

También hay que llevar una especie de unidad móvil (ver recuadro) para transmitir los datos en tiempo real.

"A veces, los campesinos recurren a la conocida frase de "eso está aquí a cinco minutos", pero no es así. "Al que estaba a cargo del equipo que viajó a Tomachipán le dijeron que estaban a cinco minutos y me dijo que el viaje fue muy pero muy largo", comentó Cotrino.

Los viajes no son fáciles y los recorridos son largos y hasta peligrosos porque, en jornadas realizadas otros departamentos, los equipos han quedado en medio de fuego cruzado entre los grupos ilegales y los miembros del Ejército o la Armada.

Por eso, el Director Nacional del Registro Civil asegura que detrás de cada miembro de la Udapv hay una historia de sacrificio.

Me llamo Conejo
Respetar la cultura y tradiciones de las comunidades es importante. De ahí que los delegados de la Registraduría no pueden influir en la forma en que las personas -en especial si se trata de indígenas- quieren aparecer en sus documentos de identidad.

Todavía no hay datos concretos sobre la forma en que aparecerán los Nukak Makú ni cuales son los nombres más comunes o el número de caracteres que tendrán (se admiten 60 caracteres por casilla) pero todavía está en el recuerdo la sorpresa que se llevaron los miembros de la Udapv que realizaron la jornada de identificación con los Wayuú en el desierto de La Guajira.

A uno de ellos, cuando se le preguntó su nombre, contestó: Conejo. Se trataba de un hombre con labio leporino al que todos en su comunidad llamaban así por el parecido que su condición le daba con el animal.

Los miembros del equipo, entre ellos el ingeniero Edwin Andrés Silva Alarcón, no tuvieron de otra que registrar a Conejo.

Pero más allá de las anécdotas hay una cosa clara. Aunque no lo sepan, los Nukak Makú, no importa su edad, por fin están viendo cumplido uno de los derechos consagrados por las Naciones Unidas en la Convención de los Derechos del Niño: "Todo niño tiene derecho a un nombre desde su nacimiento y a obtener una nacionalidad".

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