Hay cosas que es mejor no probarlas, porque son experiencias que suelen terminar en una sala de urgencias.
Es el caso del cacao sabanero y los hongos, utilizados por sus efectos alucinógenos y cuyo consumo puede provocar daños neurológicos severos , cardiacos y gastrointestinales, además de tener riesgo para órganos tan vitales como el hígado o los riñones.
Una intoxicación con estas sustancias puede provocar la muerte de una persona o alteraciones mentales que la propicien. La alarma está encendida y padres y educadores tienen que prevenir a los jóvenes sobre estas experiencias que no traen nada bueno.
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