Empiezan a aclararse, en parte, las causas y responsabilidades de la emergencia ocurrida en la Loma Los Balsos, hace tres semanas, cuando un enorme movimiento en masa taponó la vía causando un caos de movilidad que se mantiene, pues a pesar de las labores de más de 200 personas para remover el material la inestabilidad se mantiene en la zona y hace inviable, por ahora, la reapertura del sector.
Ya el alcalde Federico Gutiérrez había anunciado que en medio de las inspecciones encontraron construcciones irregulares en la parte alta, donde los propietarios habían presuntamente solicitado una licencia para hacer supuestamente modificaciones de una estructura, pero realmente lo que hicieron fue construir desde cero. Por esta razón, el alcalde anunció que adelantarían procesos judiciales en contra de los presuntos responsables.
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Ahora, Corantioquia acaba de anuncias las primeras acciones concretas contra estas edificaciones y sus propietarios que habrían tenido incidencia en el enorme movimiento en masa que, por fortuna, no dejó víctimas a pesar de haber ocurrido en una hora crítica para la movilidad en el sector.
Al tratarse de suelo rural, Corantioquia, con su Oficina Territorial Aburrá Norte, adelantó las respectivas investigaciones y determinó después de los análisis técnicos que dos obras de construcción en la parte alta de la montaña incumplieron la normatividad, invadieron los cauces de las quebradas, causando represamiento y desvío de aguas. Estos factores provocados, junto con las altas pendientes de la zona y las lluvias intensas que ocurrieron entre abril y mayo, son considerados como elementos causantes de la emergencia, dentro del informe que realizó la autoridad ambiental para determinar responsabilidades e imponer sanciones al propietario del predio.
Corantioquia ordenó la suspensión de las dos construcciones que significa que sin dilación alguna sus responsables tienen que dejar de realizar los vertimientos, captaciones y ocupaciones de cauce en la zona y le exigirá a los curadores urbanos que entreguen todo lo relacionado con las licencias que fueron aprobadas en esa zona del Distrito. El asunto es delicado por dos razones: primero porque, según la corporación autónoma, el suelo de esta zona vocación forestal-productor, pero además es zona de interés ambiental y zona de tratamiento para la restauración de actividades rurales. Pero, además, Corantioquia aclaró que desde 2017 no otorga permisos en la ladera suroriental.
De manera que de las claridades que se entreguen desde curaduría urbana se podrá conocer en detalle cuáles fueron las posibles infracciones que llevaron a esta cadena de irregularidades que tuvieron incidencia en la emergencia.
Las denuncias y alertas por riesgos derivados de construcciones irregulares no son nuevas. Ya hace 15 años la Mesa Ambiental de El Poblado había hecho la advertencia sin que tuviera eco entre las autoridades.
Corantioquia también aclaró que en 22 emitió un permiso de aprovechamiento forestal en esta zona, para permitir la tala de 37 árboles, con el propósito, según la entidad, de disminuir el riesgo de volcamiento por el mal estado sanitario y estructural de los mismos. La entidad defendió que este hecho no tiene implicación alguna en el movimiento en masa. Sin embargo, la Contraloría Distrital había anunciado hace dos semanas que adelantaría vigilancia en la Loma Los Balsos tras recibir denuncias de tala ilegal en marzo de 2023.
Los procesos sancionatorios que acaba de anunciar Corantioquia confirman las hipótesis que plantearon expertos geólogos de la Universidad Nacional, señalando la participación de mal manejo de aguas residuales en el movimiento en masa que, de hecho, más que un deslizamiento fue un desgarre en la parte alta que arrastró con material vegetal y se volcó hacia la vía abriendo dos vertientes, una de las cuales, por fortuna, no alcanzó a llegar a la vía.
A estos factores antrópicos, es decir, por cuenta de la acción directa de personas, se suman otros ingredientes que complican el panorama en la zona. Según el ingeniero geólogo Diego Armando Rendón, las quebradas que nacen en Santa Elena, en el sector El Plan, circulan al interior de la montaña a través de un intrincado complejo de cuevas y túneles para descender luego por Las Palmas. Ese sistema de aguas subterráneas, cuyo conocimiento todavía es poco detallado, dificulta la estabilización geológica en la zona.
Por eso, la Alcaldía de Medellín sigue sin animarse a dar una fecha para reabrir la vía. Hasta ahora, han removido más de 25.000 metros cúbicos de material, equivalente a diez piscinas olímpicas.
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