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Orcas podría quedarse sin el agua de la U. de A.

  • Club de Buceo Orcas | Archivo
    Club de Buceo Orcas | Archivo
23 de junio de 2011
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Un limbo jurídico y administrativo tiene a la deriva al Club de Buceo Orcas, que desde hace más de 30 años ha desarrollado sus cursos y actividades deportivas en la Universidad de Antioquia.

La crisis que en septiembre de 2010 desató la implementación de la Tarjeta de Identificación Personal -TIP- y que llevó a las directivas de la Universidad de Antioquia a tomar la decisión de cerrar el claustro por un mes, fue el detonante de las medidas que han impedido a este club deportivo continuar con el desarrollo normal de sus actividades, pues no todos los alumnos que se inscriben en los cursos tienen vínculos con la institución y por lo tanto tiene limitado o restringido el acceso a la ciudad universitaria.

Carmen Elisa Bohórquez, actual Jefe de Deportes de la Universidad, señala que “a partir de políticas y decisiones tomadas por la Rectoría y el Consejo Superior se determinó que el uso de los escenarios deportivos es para personas que tengan vínculo con la universidad.” Una decisión dirigida a todas las dependencias y frente a la cual  el Club Orcas decidió adaptarse presentando una propuesta en la que ofrecía dirigir sus cursos solamente a la comunidad universitaria entre estudiantes, egresados, docentes y empleados.

La propuesta también estimaba que los estudiantes podrían matricularse en los cursos sin ningún costo y, a cambio, el club podría usar las piscinas y los demás espacios que tradicionalmente ha ocupado.

Sin embargo, esta propuesta también fue rechazada y, paralelamente, la Dirección de Bienestar Universitario adelantó la gestión para contratar a un instructor de buceo y abrir la oferta de cursos para los estudiantes. Medida que obedece, según Bohórquez, a la “institucionalización de un servicio que históricamente ha estado manejado, no por la institución, sino por alguien externo”.

Antonio Restrepo, fundador de Orcas y presidente del club hasta diciembre del año pasado, difiere de esta opinión. Reconoce que los cursos, las excursiones al mar y los semilleros deportivos han estado abiertos a todas las personas pero “aunque no hayamos estado vinculados por un decreto, siempre nos hemos sentido de la universidad, así haya deportistas de otras universidades”.

Además, destaca la labor del club como un servicio social pues los instructores trabajan de manera voluntaria, recibiendo como único salario las cuotas mensuales que deben pagar por sus certificados internacionales y la subvención de los viajes de certificación al mar.

No obstante, este trabajo voluntario también genera renuencia en la institución. “Nosotros no podemos tener en calidad de voluntario a una persona porque si una persona contratada o vinculada tiene una dificultad, un accidente o un problema sí tenemos sustento para responder por ella”, afirma Carmen Elisa Bohórquez, quien añade que la oficina jurídica no ha encontrado el camino legal para normalizar el funcionamiento de Orcas en la Universidad de Antioquia, pese a que hasta hace pocos meses el club tenía el reconocimiento deportivo y pagaba una renta mensual por el derecho a usar las piscinas.

Apellido que se desvanece

Además de la restricción de usar las piscinas, al Club de Buceo también se le hizo la solicitud de no usar más el nombre de la Universidad de Antioquia. Decisión que se hizo evidente en diciembre del año pasado cuando, después de vencer en Berlín a siete países y ganar el título mundial, el equipo femenino de rugby subacuático del club encontró a su regreso que la sencilla bienvenida preparada por sus compañeros y amigos de la Universidad se había venido, literalmente, al suelo.

Las 15 deportistas habían viajado 8.700 kilómetros de ida y otros 8.700 de regreso, enfrentado a nombre de su Club, de Colombia y de la Universidad a selecciones que se pensaban imbatibles, como las de Suecia, Alemania, España y Noruega, y vencido a las escurridizas gigantes de Finlandia en un disputado partido final que terminó uno a cero, para encontrar que el pendón con el mensaje de bienvenida que sus compañeros pusieron alrededor de la piscina, en la ciudad universitaria, había sido desmontado por orden expresa de las directivas.

En la carta que llegó al Club haciendo devolución del pendón, el 7 de diciembre de 2010, la Jefe de Deportes de la Universidad, Carmen Elisa Bohórquez, explicó que antes de colgar esta felicitación se debía contar con autorización de la Dirección de Bienestar y que el Club Orcas no podía hacer uso del nombre de la Universidad de Antioquia para la divulgación de sus actividades.

Así, el Club Orcas de Actividades Subacuáticas confirmaba que empezaba a quedarse sin el apellido de la institución en la que nació en 1978 cuando el profesor Antonio Restrepo fundó el primer club de buceo universitario del país.

Pioneros del Buceo

Una historia de tres décadas está llena de proezas, de vacas gordas y vacas flacas. La de Orcas, es una bitácora extensa escrita por miles de personas que en diferentes épocas han compartido el amor por el mar y la fascinación por llevar el cuerpo al límite, retando el entorno subacuático para el cual no está diseñado.

John Torres, el actual administrador del Club, resume esta historia enumerando algunos hechos concretos a los que Orcas debe su fama y por los que es reconocido, no solo en Antioquia sino en todo el país, como Orcas UdeA: “El club fue pionero en la creación de cursos infantiles y juveniles, y los deportistas de Orcas fueron los primeros que viajaron al extranjero a representar a la Universidad”.

Las hazañas se cuentan como logros individuales y colectivos, desde el desafío que enfrentó una de las alumnas al intentar batir el récord de apnea estática en Turquía, hasta la contundente victoria en el campeonato mundial de rugby subacuático. “Llevamos doce años consecutivos siendo los campeones nacionales, nueve años siendo la base para la selección Colombia, y países como Venezuela y Argentina vienen a jugar con nosotros porque ya nos ven como un referente para foguearse”, agrega John

No es raro que la lista de historias para contar crezca pues han sido cerca de 10.000 personas que han pasado por los cursos del Club, a razón de 300 alumnos por año, de los cuales “entre un 85 y un 90 por ciento tienen vínculos con la universidad, ya sea como estudiantes, docentes, egresados o hijos de profesores”, según lo afirma el instructor Luis Alejandro Moreno, quien ha estado vinculado al club desde los 17 años cuando empezaba su pregrado en sicología, en el año 2001.

Por su parte, el actual Presidente de Orcas, Luis Fernando Botero, destaca que en 33 años de cursos, salidas al mar e inmersiones en lugares como Gorgona, la lejana isla de Malpelo o San Andrés, nunca se han presentado accidentes, “lo que habla de la experiencia de los instructores que se forman en el club”.

Por el reconocimiento, los logros y la experiencia es que los miembros de este club deportivo consideran que la Universidad de Antioquia no tiene argumentos para negarles acceso a las piscinas donde sus deportistas entrenan y solicitarles que desalojen las oficinas que ocupan.

Caminos para el diálogo

Una salida que ofreció la Universidad fue vincular a Orcas con el Instituto de Educación Física para que ofreciera sus cursos como un servicio de extensión de esa dependencia pero para los miembros del club esto es “condenarnos al ostracismo porque nos sigue cerrando los espacios en la ciudad universitaria”, según lo menciona Antonio Restrepo.

La situación en la que se encuentra el histórico club de buceo no ha pasado desapercibida en el mundo deportivo. Baltazar Medina, presidente del Comité Olímpico Colombiano, ha estado al tanto de la situación y aboga porque “haya alguna reconsideración por parte de las directivas de la oficina de deportes porque el aporte que le ha hecho Orcas al desarrollo de las actividades subacuáticas es invaluable”.

En el mismo sentido opina Julio Roberto Gómez, gerente de Indeportes Antioquia, al reconocer que las medidas tomadas en el claustro universitario para evitar el ingreso de personas externas son comprensibles por su situación de orden público, sin embargo  “esperamos que los estamentos universitarios hagan una excepción y le den reconocimiento a un club que siempre ha tenido buenos resultados”.

La última palabra en la situación de Orcas aún no se ha pronunciado. En la última reunión del Consejo Superior, realizada el martes 22 de junio, el representante de los egresados, Manuel Ballesteros, puso el tema sobre la mesa lo que generó, según Luque Gil, Secretario General de la Universidad, “el compromiso de la rectoría de conversar y poder llegar a una solución beneficiosa para las partes”.


 

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