Renueva cada día la confianza en ti mismo, en Dios y en los demás. Ten la firmeza de una columna.
Sólo con la firmeza de carácter que brota de la fe puedes superar con serenidad las penas y las crisis.
Una fe sólida es tu mejor recurso para enfrentar los abatimientos y vencer las dificultades. Por eso necesitas caminar siempre en la presencia de Dios, amarte y pensar en tus dones, no en tus vacíos.
También es importante que te veas logrando lo que quieres y practiques eso que llaman "pensar con imágenes".
Es lo que hace el atleta que se ve ya en el podio o el artista que ve en la mente la obra terminada.
Los buenos deportistas creen porque a diario ven imágenes de éxito, no de fracasos.
Cuida tu fe y no permitas que una derrota pasajera acabe con tu confianza. Cree hoy y cree siempre.
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