Medio millar de partidarios del régimen de Hosni Mubarak se acercaron este miércoles a la plaza Tahrir, epicentro de la revuelta popular de Egipto, y en la zona se vive una gran tensión.
Dentro de la plaza Tahrir, y separados por un cordón de civiles y del Ejército, se mantienen miles de manifestantes de la oposición que hacen guardia allí desde el pasado viernes, tres días después de que comenzaran las protestas contra el régimen.
Los partidarios de Mubarak, entre 400 y 500, están situados antes del puesto de control montado por tanques del Ejército y soldados, apoyados por civiles, que se encuentra cerca de un puente sobre el Nilo que desemboca en la avenida de acceso a la plaza Tahrir.
Han sido vistos otros grupos partidarios de Mubarak en distintos lugares de esta capital, incluyendo los alrededores de la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, en una avenida paralela al Nilo, y el barrio de Mohandisin.
"¡Con mi cuerpo y con mi sangre defenderé a Mubarak!", gritan los manifestantes gubernamentales próximos a la plaza Tahrir.
Hasta primeras horas de la tarde de este miércoles no se habían registrado choques entre los dos bandos, a pesar de que en el centro de El Cairo se respira una gran tensión.
La presencia de los partidarios de Mubarak se produce mientras numerosos egipcios siguen accediendo a la plaza Tahrir para sumarse a las manifestaciones de protesta contra el régimen, en un escenario que se ha convertido en el punto de resistencia contra el régimen.
"Que Mubarak se vaya ahora. Queremos el cambio antes de septiembre", dijo Abdul Tahad, uno de los manifestantes de oposición, cuando accedía a la plaza Tahrir para sumarse a las protestas.
Tahad aludía al anuncio de Mubarak, en la noche de este martes, en el que indicó que no buscaría su reelección presidencial en los comicios de septiembre próximo, después de tres décadas en el poder.
Ya desde la noche del martes se veían partidarios de Mubarak en otros puntos del centro de El Cairo.
El pasado martes, en una plaza de la ciudad de Alejandría, a orillas del Mediterráneo, partidarios y contrarios de Mubarak se enfrentaron a golpes y la refriega sólo terminó cuando los dos sectores fueron separados por el Ejército.