x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

Playa blanca de un mar interior

CUANDO LA MAYORÍA de ojos y gustos colombianos se apuntan hacia la Costa Atlántica, Playa Blanca, en Boyacá, es otra opción turística.

  • Playa blanca de un mar interior | Fotos Pablo Arbeláez | En medio de un paisaje arrobador, acompañado de fuerte brisa y rico en verde, se vislumbra el impactante lago. Un destino natural de exuberante belleza donde se puede descansar con placidez mientras se activan los cinco sentidos.
    Playa blanca de un mar interior | Fotos Pablo Arbeláez | En medio de un paisaje arrobador, acompañado de fuerte brisa y rico en verde, se vislumbra el impactante lago. Un destino natural de exuberante belleza donde se puede descansar con placidez mientras se activan los cinco sentidos.
16 de enero de 2012
bookmark

Un saco puesto y el vestido de baño a la vez. Esa exótica paradoja es la que plantea la visita a Playa Blanca, un sitio que se descubre cada año ante los ojos del turismo nacional.

Playa Blanca está situada a 15 minutos por tierra del municipio de Aquitania, Boyacá, y tiene como fiel guardián al gélido Lago de Tota, especie de mar interior con una extensión de 55 kilómetros cuadrados.

Para ir a Playa Blanca se toma la doble calzada que desde Tunja conduce hasta Sogamoso, por una carretera en perfecto estado que culmina en la capital del sol y del acero. Tras un tránsito de pocos minutos por las vías de la periferia de la segunda ciudad del departamento boyacense, se sube hasta El Crucero, por una serpenteante carretera de 30 kilómetros que presenta unos pocos baches y en la que desde su punto más alto, la vía se parte en dos. A la derecha está el descenso a Tota y la izquierda la vía que busca Aguazul, en el departamento de Casanare.

En medio de un paisaje arrobador, acompañado de fuerte brisa, rico en verdor, se vislumbra el impactante lago, en el que a su borde crecen fanegadas enteras de cebolla, con un típico olor que se extiende a lo largo de su geografía.

Al terminar el rápido descenso a Aquitania, se pasa por las afueras y se continúa por una vía nueva, casi en perfecto estado, siempre con la compañía de la cebolla y sus recolectores, a lado y lado del camino. Durante esos minutos de corto viaje hacia el "mar", siempre está a la derecha el imponente lago que provee de truchas arcoiris a los pobladores de la región y de buena parte de Boyacá.

Previo al arribo a Playa Blanca hay una pendiente desde donde se ve esa pequeña, pero peculiar porción de arena, con un paisaje como telón de fondo teñido de azul turquesa y verde olivo. Una bajada terrosa de 150 metros se convierte, luego, en antesala a un sitio al que ingresar en carro vale 3.000 mil pesos, quedando ante los ojos esta especie de mar interior, además de una zona de camping, recostada contra la montaña.

La arena de allí es blanca e invita a quitarse los zapatos de forma inmediata. El sol varía de forma constante, pero si hace frío es necesario conservar el saco o la chaqueta, puesto que la brisa que sopla se hace intensa por momentos.

Ese mediodía en la que la conocí, los niños jugaban en la arena como si estuvieran al lado del mar; lo hacían con el vestido de baño, pero siempre con la chaqueta o el saco puesto.

Extraña y a la vez simpática paradoja la que plantea Playa Blanca, de la que aseguran fue un adoratorio muisca, con un restaurante situado a pocos pasos, donde se puede disfrutar de una exquisita trucha. Y con unos agregados adicionales como son unos baños limpios, la zona verde bien cuidada, sin basuras ni vendedores que acosan o con la incómoda compañía de música a todo taco de la que ensordece y empalaga los sentidos. Un relax.

Otro paraíso colombiano por explorar. Ahí pegado al bucólico Aquitania, donde me atrevería a asegurar que se degusta la madre de todas las truchas -rica en Omega 3-, especialmente en el restaurante Lucho, quien es más conocido que la cebolla, esa que esparce su olor a este paraíso del anillo turístico del Sugamuxi.

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD