Sobre la polémica suscitada por el uso de bases colombianas, más en la región que en lo nacional, hay que reconocerlo, es importante contrastar esa decisión del gobierno norteamericano, con los lineamientos de política exterior expuestos por la secretaria de Estado Hillary Clinton en un importante discurso ante el Consejo de Relaciones Exteriores en Washington. Sin embargo, hay que resaltar que en dicha intervención la gran ausente es América Latina, que sólo es mencionada, de manera rápida, una vez.
Como sabemos, en los últimos años, especialmente en el período Bush Jr., las directrices de política para la región parecieron provenir básicamente del Comando Sur y en esa medida la dimensión de seguridad predominó en las mismas. En el discurso de Hillary Clinton se señala " estoy comprometida a restaurar un papel significativo para el Departamento de Estado dentro del enfoque de todo el gobierno para la elaboración de política económica internacional ", lo cual podría entenderse como el intento de reasumir la conducción de la política norteamericana para la región y situar la cooperación al desarrollo y el fortalecimiento de las democracias como los pivotes de la misma.
Es importante señalar que ante el tradicional debate en política exterior entre 'poder duro' -asignado a los Estados Unidos- y 'poder blando' -encasillado a la Unión Europea-, la secretaria Clinton plantea su tesis de 'poder inteligente' considerado como " un elemento fundamental de nuestros planteamientos y nuestra toma de decisiones. Se refiere al uso inteligente de todos los medios disponibles, entre ellos nuestra capacidad para convocar y conectar. Se refiere también a nuestra fuerza económica y militar, nuestra capacidad de iniciativa empresarial e innovación, y la capacidad y credibilidad de nuestro nuevo presidente y de su equipo. También se refiere a la aplicación del sentido común de toda la vida en la formulación de políticas. Es una mezcla de principios y pragmatismo ".
En principio pareciera que este nuevo concepto no implica nada novedoso en la política exterior norteamericana, especialmente porque la tradición de la misma ha sido utilizar un discurso idealista pero aplicar unos medios de corte realista; como lo dice ella misma, mezcla de principios y pragmatismo.
A continuación anota en su intervención que " el poder inteligente se traduce en enfoques de política específicos en cinco aspectos. En primer lugar, tenemos la intención de actualizar y crear medios de cooperación con nuestros socios; en segundo lugar, intentaremos obtener la participación de quienes están en desacuerdo con nosotros; en tercer lugar, elevaremos el desarrollo como un pilar básico del poder estadounidense; en cuarto lugar, integraremos las acciones militar y civiles en las zonas de conflicto; y en quinto lugar, aprovecharemos las fuentes clave del poder estadounidense, entre estas nuestro poder económico y el poder de nuestro ejemplo ".
Al respecto podríamos decir que la ampliación de la cooperación norteamericana que se traduce en la utilización de siete bases colombianas -algunas fuentes señalan que el interés inicial norteamericano era la Base de Palanquero y que fue el gobierno colombiano el que ofreció las demás- es concordante con los aspectos uno y cuatro. Pero no hay duda que el aspecto dos, " obtener la participación de quienes están en desacuerdo " es el principal vacío. Por consiguiente es importante mencionar que son en primer lugar los Estados Unidos quienes deben dar seguridades y garantías a los países de la región de que dichas bases no van a tener un uso para operaciones ofensivas contra ellos, por cuanto es E. U. quien tiene la capacidad y posibilidad de realizarlas. Por consiguiente, lo que Colombia debe explicar es por qué tomó esta decisión y al respecto es importante decir que a los vecinos se les explican las decisiones que se toman, lo que no significa ni dar cuentas ni estar en el 'banquillo de los acusados'.
*Profesor Universidad Nacional
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