El presidente italiano, Giorgio Napolitano, que juró ayer en el cargo por segunda ocasión, criticó a los legisladores por responder inadecuadamente ante la crisis económica del país y les pidió que formen "sin demora" un nuevo Gobierno.
Ante la emoción de lo que describió como "la confianza y el afecto que he visto aumentar hacia mi persona y la institución que represento", Napolitano, de 87 años, reprendió a los legisladores por no reformar la ley electoral ante las fallas que tiene y por caer en la parálisis política.
El jefe de Estado dijo a los partidos, que le pidieron que asumiera de nuevo la presidencia, que tendrán que rendir cuentas si no forjan las alianzas y políticas necesarias para sacar de la recesión a la tercera economía más grande de la zona euro.
"Es mi deber ser franco. Si vuelvo a encontrarme frente a los oídos sordos de aquellos con los que he chocado en el pasado, no dudaré en hacerlos que rindan cuentas al país", expresó Napolitano.
La severidad de las declaraciones de Napolitano refleja el fortalecimiento de su imagen después de que accediera al deseo de los legisladores de asumir un segundo periodo en el cargo ya que no lograron elegir un nuevo presidente en votaciones consecutivas.
Napolitano dijo que se desempeñará en el cargo, durante siete años más, "hasta donde la situación del país lo requiera y hasta donde las fuerzas lo permitan".
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