El efecto dominó se sintió nuevamente en las bolsas durante la jornada de ayer: una cayó detrás de la otra empujadas por la incertidumbre sobre el futuro de las principales economías del mundo.
¿Las razones? Las mismas que han estado preocupando a los inversionistas durante las últimas tres semanas y que tienen a los mercados operando en medio de altas volatilidades y bajos volúmenes de negociación.
Cifras negativas sobre el desempeño de la economía estadounidense y temores por la situación fiscal de la zona Euro llevaron a los mercados a cerrar con pérdidas acentuadas. Las Bolsas de Tokyo y Hong Kong cayeron 1,3 por ciento, mientras que en la Bolsa de Shanghai la caída fue de 1,6 por ciento.
En Europa las pérdidas fueron mucho más acentuadas: la Bolsa de Milán perdió un 6,15 por ciento, la Bolsa de Fráncfort cayó un 5,82 por ciento, París bajó un 5,48 por ciento, Madrid perdió un 4,7 por ciento y Londres cedió un 4,5 por ciento.
La fuerte tendencia bajista de la Bolsa de Nueva York (que en la jornada de ayer perdió 3,68 por ciento) y las caídas en los precios de las acciones del sector financiero desataron las órdenes de ventas en un entorno de incertidumbre por la crisis de endeudamiento de la zona del euro y de temor a una nueva recesión global.
La cifra de solicitudes de subsidio por desempleo en Estados Unidos aumentó en 9.000 la semana pasada. Además las ventas de casas usadas descendieron 3,5 por ciento en julio, su nivel más bajo en ocho meses.
Por si fuera poco, las agencias de prensa informaron que el banco Morgan Stanley rebajó sus previsiones de crecimiento de la economía mundial, del 4,2 al 3,9 por ciento en 2011 y del 4,5 al 3,8 por ciento en 2012.
Tal desaceleración de la economía global situaría a Estados Unidos y a Europa "peligrosamente al borde de la recesión para los próximos seis y doce meses", indicó la entidad financiera en un informe presentado ayer.
Como respuesta a la aversión al riesgo que se tomó los mercados, el oro, considerado como un activo refugio, terminó la jornada por primera vez por encima de los 1.800 dólares la onza, subiendo 28,2 dólares, para terminar en 1.822 dólares.
El petróleo bajó un 3,26 por ciento, hasta los 106,99 dólares por barril.
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